martes, 30 de noviembre de 2010

Curiosidades...

¡ADIÓS, NOVIEMBRE!

¡Bienvenido seas, diciembre!

Te espero con ansias, mayo...

Curiosidades...

No quiero alegrarme por la tragedia que amenaza en forma de nubarrón a mi hermoso estado Zulia, pero a lo mejor el DIARIO 15 le gustó demasiado a la Madre Naturaleza y se tomó muy en serio mi agradecimiento por sus lluvias. No pedí una tragedia, con una breve llovizna me sobra para repartir... perdón, para escribir.

domingo, 28 de noviembre de 2010

DIARIO 15: Frustrada...

Debí haber nacido en otra época. Haber jugado a las cartas con Mr. Darcy de Orgullo y Prejuicio o ayudar a Simón Bolívar a libertar Venezuela... o, pensándolo bien, debería haber sido amiga íntima de Jane Austen y prima lejana de María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza. Debí haber sido vecina de Napoleón Bonaparte y corretear de la mano con Laurie de Mujercitas, yo me hubiese enamorado de él y le habría ragalado un mejor final a Louisa May Alcott. Albert Einstein debió haber sido mi profesor de física y Tales de Mileto tuvo que buscar mi opinión antes de intentar buscar una explicaíón física del Universo.
No me buscaré problemas, así que sólo diré eso.

Hay que ver el lado bueno, como siempre, mi generación me da, sin percatarse, inspiración.
Ya sea para crear un sentimiento de envidia, celos, soberbia, desconfianza, traición, chismes, etc.

Lo bueno... y es que SIEMPRE hay algo bueno, una luz al final del estrecho y largo callejón oscuro, es que últimamente ha estado lloviendo mucho, pequeños fragmentos de esa precipitación son, para mí, horas y horas de interminables ideas. Así que gracias, Madre Naturaleza, no sé si lo sabes, pero ayudas a todos los escritores del mundo.
Soy muy observadora y mis personajes pueden tender a serlo también, esto se debe a que siempre, como ley de mis escrituras, siempre le anexaré una de mis cualidades a alguno de mis personajes... Espero que no sea al más tonto al que le toque cargar con mi locura de desear haber nacido en la época de los 1800, jajaja. No le haría una cosa de esas, los quiero como si fueran mis hijos, es decir, yo les doy un nombre, yo les doy una personalidad y luego, al acabar la obra, ellos sólo se van, unos se casan, a otros les rompen el corazón y a muchos el final les resulta el comienzo de un largo viaje. He dicho punto y final. ¡Si! He dicho PUNTO Y FINAL.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¡Voltea!

Vas, ojos pardos, sangre fría, largos cabellos negros. Ves el cielo, espías las nubes, sueltas suspiros al viento, en tus ojos se refleja el sol y en tu cuerpo sus rayos.
Caminas, brazos fuertes, piernas largas, una espalda perfectamente amplia. De repente cantas una canción y esperas ser ignorado.
Hey, voltea, sal de tu trance, libérate de las ataduras que tú mismo has atado a tu alrededor, desea el cuerpo de una mujer, no sigas siendo amante del vacío, del inexpresivo roce peculiar de las horas, de lo trillado de los amaneceres y lo trivial de este repetitivo lugar.
No lo sabes, pero me mantienes en agonía. Es como estar al filo de la muerte, pero jamás atravesarlo. Es como estar al borde de la locura, pero jamás caer. Voltea, deja a la lluvia caer despacio y, como las miles de diminutas gotas de agua celestial, sé libre de este ambiente, de este paisaje, de este confuso presente.
Ábreme tu corazón.
Sé que no me has visto, pero voy a gustarte, le gusto a muchos hombres, le agrado a todos, menos a las mujeres, pero eso no va a estorbar. Estas mejillas mías pueden ser tu debilidad y mis labios gruesos son arrebatadoramente provocativos, pues juego con ellos como con mi ropa y eso le gusta a los hombres. Puedo fundirte en un beso caliente.
Hey, voltea, fíjate a tu alrededor. Mira a la mujer que te observa directamente a los ojos y entiende que esta libertad es un encierro sin tu atención.
Eres el único que no me ha visto, todos lo han hecho.
Hey... Voltea.
Mírame.
Vivir es estar junto a ti, así que aún no sé qué es vivir. Sólo lo creo así.
Deja de mirar el cielo, observa mi sonrisa cansada, tonta, falsa y destruida, pero que sigue allí, esperando que te gires y la encuentres.
Tan sólo una mirada de soslayo. Sólo eso hace falta para que te des cuenta que una mujer absurda y empapada te observa.
Hey, voltea, mírame, desea el cuerpo de una mujer, entiende mi alma.
Voltea, por favor.

Este poema se lo regalaré a Carlos Y.
Espero te guste.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Abre tu corazón.


Permíteme gritar que me gustas, abre paso a mi imaginación y permíteme cortejarte como lo haría el hombre que se quedará junto a ti para siempre, por ley de vida.
Abre un espacio en tu corazón y dame alojo, que afuera está nevando y necesito la calidez de tus palpitaciones, que aún no me pertenecen, pero que lo harán... por ley de vida.
Anótame en tu lista de candidatos y tacha a los demás, por que sé que muchos te codician, pero ninguno es capaz de tenerte, yo no me uno a ese montón, yo planeo robarme tu corazón, enamorarte hasta ya no ser capacez de entregar más cariño, besarte con la preocupación de ceder aire a tus pulmones... No dejarte ir, por ley de vida.
Mi vida, no le niegues amor a tu cuerpo, déjame entrar y despojarte de las ataduras. Haz, por una vez en tu vida, algo que vaya en contra de tu frialdad, algo como amarme, algo como aceptarlo, algo como entender que no te dejaré sola.
Vas, engañando a los hombres, sacudiendo la miseria que les queda, regodeándote ante ellos que te quieren, pero no te aman como yo. Vas, moviendo las caderas y haciéndote más palpable, llamando la atención por puro tacto.
¿Dónde aprendiste a coquetear?
Era mi ley de vida enamorarme de la mujer más dura de este planeta.
¿Qué hice yo para caer como un idiota en tus coqueteos?

Este escrito nació a partir de una larga "jornada Voz Veis".

Fui un hombre... nuevamente.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Somos el mal que padece la tierra.

Este mundo se ha llenado de insensatez, de cólera permanente, de faltas hechas con consentimiento. La culpa parece haberse tomado unas vacaciones muy largas y ese sentimiento... ¡Amor! Sí... ese parece haber sido asesinado por todos nosotros.
He hecho el bien unas cuantas veces, pero también he hecho el mal otra gran cantidad de veces. Quisiera eliminar eso y estar por siempre inmaculada, blanca, limpia de la impureza, pero eso es lo que me rodea, es lo que respiro, es lo que hoy llena al mundo: Gente que ha olvidado la sinceridad y ha sucumbido ante la facilidad de hacer el mal.
Yo prefiero tomar el camino largo, si ese va a estar lleno de aprendizaje y anécdotas, y, al final, me brindará un gran éxito.
¿Cuándo nos volvimos vacíos? ¿Cuándo dejamos de encontrar la belleza en el bien y la oscuridad en el mal?
Nosotros, por que yo también... a veces.

Dos opuestos, dos pasiones.


Entiendo que a veces tiendo a gritarte o a quejarme más de lo necesario; que no soy fácil, aún y cuando después de tus grandes hazañas por conquistarme, debería ceder a tus peticiones, por que fuiste un luchador, y te lo reconozco. Cada nuevo día amanecías convencido de que pronto accedería a amarte como tu lo haces... Y fue así, pero sigo siendo difícil de llevar.
Sé que muchas veces quisieras irte para evitar las discusiones. Tú eres cauteloso, tranquilo, remilgado, piensas las cosas antes de hacerlas. Yo, en cambio, soy escandalosa, intranquila y camorrera.
A veces me pregunto qué pudo llegar a gustarte de mí, si fue una equivocación de tu parte enmorarte de mí y condenarte a ti mismo a lidiar con mis propios demonios.
Si no fuera tan egoísta me hubiese negado a tus cortejos, pero luego yo también me enamoré, luego yo también encontré algo en ti, y ese algo es todo.
Disculpa mis gritos hoy, mi amor, perdona mis maldiciones, olvida mis impulsos y calla mis quejas con uno de tus besos.
Hazlo hoy, mi amor.

- Basta. Cambia esa actitud. ¡Háblame! Ya no te soporto... ¡Esto se está saliendo de control! ¡No aguanto cuando actúas así! ¡Di algo!- te grité.

- Te amo- susurraste y eso me silenció por ahora.

A veces me pregunto, ¿qué haría yo sin ti?
A veces no me entiendo y sólo quiero ser muda de rabias y ciega de soberbias
A veces sólo quiero amarte.

A veces sólo quiero callarme.




lunes, 15 de noviembre de 2010

... De la vida.

Ha de haber sido culpa del culpable.
Ha de haber incurrido en la falta el faltante.
Ha de haber sido venganza del vengativo.
Ha de haber sido mentira del mentiroso.
Ha de haber repetido la falla el terco.


"Crea fama y acuéstate a dormir."

domingo, 14 de noviembre de 2010

Curiosidades...

¡Roque Valero!
Tengo alguna clase de debilidad con este hombre.
Sus letras son parte de mis inspiraciones.
Cada una de sus canciones lleva, por marca natural, una hermosa historia que traspasa el ritmo, se cuela por mi brazo, hasta mi mano y llega a darme hermosas ideas mientras escribo.
Me encanta.
Me encantas.

Quiero que sepas.

Quiero que sepas que no sé si tú.
Quiero que sepas que no sé si él.
Quiero que sepas que esto es puro dolor.
El tener que amar a uno con la fuerza de dos.
Mi balanza no se ha movido. El reloj de arena dejó de correr. Las horas empezaron a ser vacías desde que dije que todo dependería del tiempo.
¿Qué puedo hacer ahora?
Ahora que necesito a uno y no puedo recurrir a él, pues traicionaría al otro.
Ahora que mi corazón se ha dividido en dos y no encuentro las agujas para coserlo.
Ahora que tanto amor me satura.
¿Es lo mejor quedarme sola?

La noche no ha pasado en veinticuatro horas desde que dije que al día siguiente tomaría una decisión.
Mi vida entera se ha vuelto un lío, yo sólo necesito tu apoyo.
Sólo quiero que sepas que no sé si tú, no sé si él, no sé qué duele más, amar tanto o no saber a quién se ama, hacia quién va dirigido todo este cariño.
Esto es puro dolor.
Pero debo amar a uno con la fuerza de dos. Sólo a uno entregarle mi corazón.
Mis ojos no han querido abrirse desde que dije que al despertar sabría con quién debo estar.

Dedicado a...
Ustedes entendieron.

sábado, 13 de noviembre de 2010

En esta canción.


Deja a la música que escoga primero su género y luego muévete según te sientas. Piérdete en el vaivén de mi cintura, en mis labios medio abiertos, en mis mejillas sonrojadas, en el sudor caliente que recorre mi frente y te salpica. Sumérgete en mi movimiento, en mis piernas, en mis brazos, en el andar discorde de mi corazón. Mira cómo yo también te sigo, mira cómo yo también te deseo. No pierdas de vista esta ansia de tenerte para toda la noche, de que esta canción no acabe hoy, ni mañana ni nunca.
Mírame una vez más y anda conmigo entre mis pasos. Escapemos, cuanto dure esta canción, no más de cuatro minutos. En la pista de baile, mi amor, toma mi cadera, acaríciala, muévela a tu ritmo, al ritmo de la música, según sea tu preferencia, llévame contigo a ese mundo aparte de los demás; en un baile que no piensa acabar ahora, disfrutemos el momento, la guitarra, el bajo, la suavidad de tu piel y la mía fundiéndose en el deseo que deja un baile en su presencia. Silenciemos a la muchedumbre que nos rodea, pero que está muy aparte de nosotros y no entiende lo que nace justo ahora. Siento que quieres besarme, házlo, que todo se vale en esta pieza y no tienes más de cuatro minutos.
Siento mi espalda fluír llena de libertad, ser rebelde en cada acorde, mi piel bronceada junto a la tuya tostada. Haz todo lo que quieras, mi amor, en esta canción; toca mi piel, piérdete en su veneno, en su lujuria, en su movimiento. Pasa tus manos por mi cabello, esto es un baile para los dos. En la pista de baile, juega a seducirme, intenta obsesionarme; todo lo puedes, en esta canción.

En más de una ocasión grandes amores nacen a partir de un baile, ese fragmento corto, pero decisivo de una canción que, te aseguro, no olvidarás jamás.
Inspiración: Maná y Santana.

jueves, 11 de noviembre de 2010

... De la vida.

He dejado la lista de problemas olvidada y no sé dónde.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Al otro lado de la calle.

La madrugada siempre me huele igual, el mismo golpeteo misterioso en las tejas y el insípido color negro difuminado regado por toda mi habitación.
Siempre despierto a esta hora y pretendo engañar a mis propias mentiras, enfrentar a mis demonios, cautivarme con objetos vacíos, huecos, sin sustancia, o sólo deslumbrarme con las mullidas sábanas de algodón,
Mi ventana goza de buena posicion y alumbra sólo el costado derecho de mi ansioso cuerpo congelado; guardando en ella, como en una caja rectangular, su ventana, su silueta observante, sus ojos que también aguardaron esta hora para encontrarse con los míos y desearlos mucho más cada encuentro clandestino; luce igual de cansado, igual de enamorado, igual de ansioso y frágil. No le guiñaba el ojo, pues no sé guiñar, tampoco había silvidos, pues no sé producirlos, sólo era el silencio que respondía todas las preguntas.
No vacilé en arreglarme tan siquiera un poco, pues él ya me había visto semidesnuda una vez por puro accidente. Yo no presté atención al hecho de que él se regodeaba sin camisa frente a su cristal, pues su rostro cansado y un poco soñoliento me resultaba más importante. Sólo podía oír mi corazón latir al ritmo en que lo hace un órgano enamorado: cruelmente rápido. Mi respiración faltaba a las espectativas y el estúpido tiempo no era mi aliado. Podía salir corriendo a su puerta, podía gritar su nombre desde mi ventana, podía arrancar mi blusa y tentarlo con la imagen, pero nada era silencioso ni prudente para nosotros: dos adolescentes, cautivos, presos en esta casa gobernada por nuestros padres. Yo podía sólo articular mis frases; un te quiero sería suficiente para él, y con eso no haría falta mostrar mi piel para hacerlo feliz, pues temo perder su interés y que se canse de esta relación a corta, pero interminable distancia. Pues es él mi Romeo, son cincuenta metros los que nos separan. Frente a frente, pero sin poder tocarnos. Dos ventanas. El amor de mi vida al otro lado de la calle.

Mi cobardía.

A veces cuando te digo no, es sí. A veces, cuando tú no me miras, yo cuantifico los respiros que tu alma exhala. A veces, entre tus risas, yo me detengo para observarte, procurando jamás ser vista, anhelando saber qué piensas, recreando una y otra vez nuestra imagen besándonos y sabiendo que sólo es una ilusión.
Amor, esta cobardía adquirida es tu culpa, este miedo eterno te pertenece, es tuyo, como mis labios esperan algún día serlo también. Lo admito, amor, soy una cobarde, por que prefiero ser clandestina y no llamar tu atención, por que desde pequeña me enseñaron que el hombre debe dar el primer paso, por que no quiero enfrentar al posible rechazo.
A veces, cuando caminas, de nuevo yo te estoy mirando. A veces, cuando miras de soslayo, yo giro el rostro. A veces, cuando hablas con tus amigos, yo me callo, sólo para escuchar tu voz, sólo para morir de celos cuando hablas de otras mujeres, sólo para volver a imaginarme entre tus labios, como una cobarde.
A veces quisiera detener este corazón que late por ti y volver a empezar de nuevo, evitar el hecho de la emoción que ocasiona tu presencia en la sala. Ignorar la fantasía latente de mis ilusiones. Bloquear ésto, aquello y todo eso que me hace pensarte. Pues seré por siempre una cobarde... ¿Lo seré, amor?
A veces, cuando te veo, tú... también me ves.

Dedicado a todas aquellas mujeres que, como yo, son chapadas a la antigua y jamás, por ninguna razón darían un primer paso; aunque eso estuviera ocasionando la mayor de las pérdidas.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Te amaré.


Y te amaré, por que el cuerpo me lo pide, por que es mi ley, por que no puedo vivir sin ti, por eso siempre te amaré. Por ser como eres, por entenderme cuando debes, por extrañarme sin importar la distancia, por que simplemente eres tú.
Y te amaré, por ser siempre así, por que no sé hacer otra cosa, por que somos hombre y mujer, por que te deseo, por que me apasionas, por que eres así: sencillo, sin actuaciones, peculiar.
Y te amaré, por que nací para hacerlo, por que Dios nos unió en el camino, por que eres único, simplemente por eso. Por ser tú ese que al besarme me voltea el mundo, ese mismo que en un roce arrasa con mi voluntad, por que eres el hombre que elegí para mí, por que resaltaste de entre la multitud, por que percibí en tus ojos un brillo que no había visto jamás, y no entendías que cuando me mirabas más me enamorabas. Te amaré, por que olvidé todo lo demás al conocerte, por que tú mismo me llevaste al infinito. Yo te amaré, por ser ley de vida amar a un hombre, por ser Dios quien te puso en mi camino, por ganar pericia en la experiencia de la vida, por ser yo quien lo disfruta y tú quien lo goza, por ser así, sólo por cualquier cosa, yo te amaré.
Y te amaré...
Y te amaré...
Te amaré.
Yo te amo.

Curiosidades.

Sé dónde está mi inspiración, ella siempre fluye a mi alrededor y dentro de mí, pero he perdido en el tiempo a uno de mis personajes, y estoy buscándolo. No me siento cómoda al escribir, por que complementarme con un personaje masculino es una de las cosas más complicadas que he hecho.
No me rendiré hasta encontrarlo, por ahora aprovecharé mi empeño en escribir poemas e intentaré regresar a mí esas frases que tanta risa me dan: ¡Genial! ¿Qué tal todo, man?
Todo se volvió un lío, man...

¿Dónde estás?
¡He perdido un personaje!