sábado, 30 de junio de 2012

... De la vida.


Tú eres mi peor opción, 
pero aún así: Te elijo.

... De la vida.

Señor, déjeme decirle: 


                  Dadas las circunstancias, dado este amor.

miércoles, 27 de junio de 2012

Eres tú.


Por muchas razones, te he elegido a ti.
Tan imperfecto, con tus defectos, con las mentiras, con las promesas no cumplidas.
Por muchas razones, te he elegido a ti.
Con los roces que me arrebatan escalofríos,
los abrazos a mitad de un beso, 
las sonrisas a medio camino,
el apoyo que no pide explicaciones,
la caminata hasta mi casa.
Por muchas razones, te he elegido a ti.
¡Quién lo diría!
Adivina.
¡Te he elegido a ti por infinitos motivos!
...pero el principal es que...
¡Eres tú!
De haber existido otras opciones (otros hombres cortejándome),
de haber estado allí, en la penumbra,
de haberte conocido, aún en estado de letargo,
por muchas razones, te hubiera elegido a ti.
Porque no existen más opciones cuando el corazón elige,
y mi corazón...
¡te eligió a ti!

Te Amo.


... De la vida.



La vida me enseñó a correr tras de ti
mientras tú caminabas.

Amenaza de olvido.

He tratado de olvidarte usando la manera justa y precisa 
sufriendo en soledad mis lamentos, 
pero eso no ha funcionado, entonces me pregunto: 
¿Surtirá efecto un olvido violentado, uno forzado, 
uno reducido al odio hacia la persona que se ama
 y por ello se ve obligado a ceder? 
Siento urgencia por tu indiferencia, 
ansias de ser lastimada, 
anhelo a quien venga a abrirme los ojos.

Siento una grave 
necesidad de rechazo...

martes, 19 de junio de 2012

Ambiguo corazón.

"Grandísimo mentiroso, no me dijiste que lloraría lo que hoy lloro, no me avisaste que sería infeliz, que tendría tantas ganas de gritar, que hablarías a mis espaldas con tus amigos y serías tú el de la iniciativa. No recuerdo que mencionaras nada, que me advirtieras, no se te pasó por la cabeza gritarme, aunque sea susurrarme un "Ten cuidado, soy una basura". Grandísimo infeliz, cobarde, idiota, mi mala suerte personificada, no te mereces nada de lo que te di, no vales estas lágrimas, ni mi confianza. Cuídense "tus amigos", pues si traicionaste a la mujer que decías apreciar tanto, ¿qué quedará de ellos?Te odio, en serio, te odio tanto, mal nacido... Te odio, desde el primer momento te lo dije, ¿por qué demonios no lo mantuve?Qué gran decepción eres, hombre de pocas palabras, hombre escaso, malintencionado, que se acabe el mundo para ti. Sí, lloré cuando lo supe, pero me juré ignorarte, me juré no mirarte a los ojos, me juré salir de ese lugar y no volver a buscarte, porque eres lo peor, eres mi gran error, fuiste y siempre serás una pérdida de tiempo, unas noches en vela, serás siempre tantas palabras por decir, tantos secretos que me obligaste a guardar, serás un montón de errores, uno cometido tras otro, uno encima del otro, uno tras otro, uno junto a otro, formando la más alta montaña de desengaño y desilusión.Tú serás las miles de promesas que le robaste a nuestro Dios, serás esos besos de mentira, ese golpeteo incesante, la porquería de hombre que siempre fuiste hoy ha salido a la luz del sol.Poco hombre, quédate con ganas de más, diviértete con tus amigos. ¡¿Por qué?! ¿Por qué no me avisaste?! "Soy una basura, no creas nada de lo que te digo. Aléjate de mí", tan sólo eso, tan sólo la verdad... pero, ¿acaso le pido la verdad al más terrible mentiroso?Te odio, te odio tanto. Te lo dije antes, ¿por qué no lo mantuve?"

     Él estaba allí, frente a mí, luego de ver tan variada colección de expresiones de desagrado en su rostro mientras leía mi carta, no podía esperar algo peor; pero entonces su mirada se alzó hacia mí, haciéndome entender que había culminado, que justo acababa de ver cómo reiteradas veces le decía que lo odiaba. Sentí un miedo avasallante y empecé a temblar sin control:

- Y esto se debe a que...- aventuró.

- Nada, sólo que te estaba extrañando mucho. No le prestes mucha atención, amor... es sólo un tonto escrito.

       Luego de pensarlo durante un rato, finalmente me dijo:

- De hecho, estoy acostumbrado a que digas que me odias.

       Yo, medio avergonzada, le arrebaté el papel de las manos y empecé a romperlo en pequeños pedacitos, sorprendida ante la habilidad que el hombre tiene para hacerle perder importancia y significado a las palabras.  Sin decir nada, él me regaló un abrazo.

Los chamos tras la puerta azul.

    Estoy sentada en el suelo, a mitad de un largo pasillo con paredes de ladrillo y puertas pesadas de un color azul eléctrico, frío como hielo. Mientras escribía un  poema improvisado, un chamo se asomó por la puerta de su salón y le lanzó un beso a una amiga suya que pasaba por allí, luego se giró hacia mí y dijo:

- Para ti también- y me lanzó un "¡muack!" acompañado de una sonrisota de estudiante feliz.

    Siquiera lo pensé, ¿aquello a qué venía? Tan sólo me hallé buscando en mi cabeza, en los restos de memoria que me sobran producto de experiencias, ese rostro jocoso que estaba frente a mi, pero, al no encontrar nada, solté lo primero que se me ocurrió:

- ¿Quién soy vo?- le pregunté entre risas.

    El chamo cerró la puerta, mientras aún seguíamos riendo. Segundos después, regresó y me preguntó, haciéndome saber que no me había escuchado:

- ¿Cómo?

- ¿Quién soy vo?- repetí.

    El chamo me regaló una cara de sorpresa y decepción de la cual me sentí culpable.

- No, mentira- le dije, volviendo a sonreír, buscando con desesperación regresar esa alegría pasada a su rostro. El chamo correspondió a mi búsqueda y volvió a perderse dentro de su salón de clases.

    Luego de eso, tan sólo unos minutos después, otro chamo, supuse que un amigo suyo, se asomó por la gran puerta azul.

- ¡Pssi, pssi, pssi!

    Me giré para encarar a quien, con tanta insistencia, me llamaba, y el nuevo chamo, el amigo del anterior, me lanzó otro beso. Esta vez sólo subí mis lentes por el puente de mi nariz y lo ignoré, volviendo a lo que escribía. 

    El chamo, al verse ignorado, cerró la puerta. Pensé que finalmente me había quedado sola, pero de nuevo él regresó y me preguntó:

- Mi vida, ¿tú ves Constitucional?

    A lo que yo respondí con una sonrisa tiesa:

- Ni siquiera estudio Derecho.

    De nuevo me quedé sola, ¿sería mucho pedir que me dejaran escribir mi poema en paz? Frustrada, abandoné el poema y empecé a escribir esto que hoy comparto con ustedes; pero, antes de siquiera llegar a la mitad, la clase del par de amigos culminó y todos empezaron a salir. Por alguna razón, no sé exactamente por qué, me puse de pie; quizá lo tomé como un método de defensa, si esos chamos se me acercaban: ¿estaría yo allí sentada en el suelo luciendo diminuta? ¡Pero por supuesto que no!

     De repente, me vi allí sosteniendo mi bolso con fuerza y mirando de aquí para allá. Entonces, uno de los dos chamos, no sé si el primero o el segundo, exclamó:

- ¡Flaca, lánzame un hueso!

    A lo cual respondí con una carcajada. 

¡Já!

sábado, 16 de junio de 2012

... Curiosidades: Vieja amiga.

   Aquí voy, estoy a tan sólo minutos de reencontrarme con una vieja amiga... sólo que esta vez la convenceré de que debe aceptarme en su vida. Le haré saber que seguiré insistiendo para conseguir su aceptación. ¡Lucharé! ¡Lucharé hasta que me vea sin fuerzas ni voluntad!
    Créeme, vieja amiga, no conseguirás alguien más terca, más insistente, más guerrera que yo: eso júralo.

6:51 am

16/06/12, sábado, día en que quedé...
... luego les digo.

jueves, 14 de junio de 2012

Claroscuro.

    

    Allí, en el tatuaje arrugado que reposa  sobre la muñeca de ese anciano desconocido: Te vi a ti.
     Después, también te hallé fluctuante en una sonrisa, cuyo rostro olvidé ante la grandeza de ese ensueño que depositas en mi cuerpo.
    Más tarde, como por accidente, te adiviné en lo que escribía, casi con indiferencia, sin intención empecé a contarle nuestra historia al cuaderno. La brevísima historia de amor que compartimos, la cual no llegó jamás a tener un título.
      En plena madrugada, te encontré en el calor de mis sábanas, en esa calidez que no es y jamás será como la tuya, pero que arropa y reconforta de la misma forma.
    Minutos después, te hallé en la soledad, en el espacio que deberían llenar tus recuerdos, en la codicia de poseerte; te hallé en el realismo del frío silencio, en esa masa pesada que resulta hablar en singular.
     Dormí tan sólo minutos, pero allí logré reencontrarme contigo en sueños: Todo parecía cruelmente perfecto. Me veía entre tus brazos, con tus labios sobre mi oído susurrando halagos que arrancan escalofríos a mi espalda, que paralizan de forma placentera mis gestos, allí, justamente en la formación de una sonrisa, en la culminación de un beso apasionado, entre la mirada pícara y la que es seria...
      ... Pero...
     ... Desperté y te perdí, te arrebataron de mis manos, te arrancó de allí tu vida, ésa ajena a nuestra historia; sentí ahora dolor, desazón, rabia... ¡impotencia! ¿dónde andabas? ¿hacia dónde buscar si no conozco tus caminos? Manda una señal, grita mi nombre ahí mismo donde estés, pero envía por lo menos un adiós indiferente.
  Te perdí... y aunque me mantenía esperanzada: Todo parecía cruelmente imperfecto.
     No te vi después, tampoco más tarde, ni en la madrugada, mucho menos minutos después en un sueño dañino: Te había perdido, te habían sacado de mi vida, esa vida tuya escondida, esa historia principal, eso desconocido -antes atractivo, ahora mortal- te había arrancado de mi espacio y mi tiempo.
   Ahora está todo claroscuro, a veces más oscuro, a veces iluminado por una sonrisa tuya en los recuerdos que guardo y cada día aparecen más sesgados en mi cabeza.

domingo, 10 de junio de 2012

... De la vida.

¡Qué difícil me está resultando!

¡Pero qué orgullosa me siento!

sábado, 9 de junio de 2012

... De la vida.

A PARTIR DE TI, PUEDO EMPEZAR A BUSCAR.

... De la vida.

Cada cosa lleva en su reflejo tu nombre. Estoy enamorada, idiotizada.
Soy fanática de tus besos imaginarios y nuestros recuerdos inexistentes.
Estoy enamorada de un hombre que promete y no cumple.
¡¿Por qué no cumples?!

¡Quiero mis besos!

Y, ¿después qué?

     Hoy me desperté como asfixiada, era muy temprano, entre las ocho y las nueve de la mañana, ¡¿por qué?! Ayer salí hasta tarde, di vueltas por el centro comercial, me comí una barquilla de Mc' Donald sin culpa y vi ese vestido rojo, qué vestido más bonito, tenía un estilo asiático, así de esos que a mí me gustan, todo rojo... y aquí, donde yo vivo, he aprendido a huirle al color rojo, después te catalogan de tal cosa, o de otra, sin siquiera conocerte; ahora que lo pienso, ayer me quedé con ganas de varias cosas: Ir al cine, hablar con él, cachetear a la muchacha esa que... mejor no lo digo, también quería comerme esos churros -condenadamente costosos- y otra vez ir al cine, ¡quería ver Madagascar! Pero me quedé con las ganas de no entender nada y reírme en las partes que lo meritan y no beber mucho refresco por miedo a que me den ganas de ir al baño.
     El caso es que hoy desperté medio asfixiada, obstinada por la hora y sintiéndome sola, otra vez descalza; hoy me di cuenta que mi amigo y yo, ese amigo que dejé en el colegio, siempre estará ligado a mí, como sea, por las razones que sean, esporádicamente siempre volverá uno a saber del otro. Eso no me molesta, en cambio me hace feliz saber que él, por su lado, también lo es; me alegra saber que encontró algo que lo apasiona y que va hacia su sueño sin dejarse intimidar, me da gusto ver cómo me ignora y lanza indirectas, de hecho a veces hasta me río, otras veces lloro en las noches, pero en general soy feliz por él y nuestros recuerdos.
     Ayer también le pregunté a mi otra mamá si quisiera ella regresar al país donde vivió 10 años, su respuesta fue:
- Claro que sí... Hey, se me rompió la pulsera- fue algo así, breve, medio desastroso, pero yo lo tomé, en mi cabeza, como un:
- ¡Por supuesto! ¡Esa es mi otra casa! ¡Claro que me quiero regresar otra vez, visitar y recordar!
     Y yo pensé, en ese momento, que quería regalarle ese placer, que quería dibujar una sonrisa en su cara, que la mandaría mil veces para allá si es necesario, ¡es que es tan difícil complacer a esa mujer! ¡es tan difícil hacerla feliz! Y es justamente porque busco alegrarla con cosas enormes, con algo que todos puedan ver, y no... no, ¿hasta cuándo? Esa mujer es tan difícil de complacer porque es feliz con las cosas más pequeñas, esas cositas que creemos insignificantes y a veces ignoramos, ¡es por eso! A veces paso por alto esos detalles y me concentro en la montaña tras ellos; entonces ella, medio decepcionada, en silencio, va y hace todo por su cuenta... ¿Dónde están los detalles cuando los necesito? Allí, allí mismo, al pie de mi ignorancia humana.
     Hoy, después de pensar en el día de ayer, me di cuenta de que planeo hacer muchas cosas, complacer a personas importantes en mi vida y... y ¿después qué? ¿Y yo?
     En ese momento seré feliz en la felicidad de otros, seré plena en la plenitud de aquellos, me sentiré satisfecha por la satisfacción de quienes me aman y... y ¿después qué? 
     No recordaré la asfixia matutina, no recordaré por qué me peleé con mi amigo, tampoco sabré por qué demonios las ganas de ayer, las ganas cortadas, las ganas a medio camino, no recordaré nada de eso. Esas son las cosas que ignoraré (porque son detalles), tan sólo recordaré la gloria de ver a mi amigo cumpliendo su sueño y las fotos de mi otra mamá en el país donde vivió 10 años.
     Hasta entonces, tampoco entenderé que, esos detallitos que ignora mi naturaleza, son la razón de esa magnitud, de ese gozo, de esa sonrisa orgullosa.

martes, 5 de junio de 2012

Carta a mi Corazón.




     Así, lentamente, como un niño aprendiendo a caminar, le he ido prometiendo a mi corazón tu olvido. Quiero darle un respiro, sanarlo, recordarle que aún no debe darse por vencido, que vendrán muchos más amores, muchos más dolores y desilusiones, he querido hacerle reaccionar, que entienda que este es tan sólo un caso de muchos, que somos jóvenes y de nuevo estamos indefensas ante la posibilidad de elegir mal.

     "Corazón, mírame, escúchame, centra tu atención en mí, lee mis labios: Estoy olvidándolo.
     No te desesperes si cumplimos un año o dos en este asunto, si en mi inexperiencia vuelvo a recaer o en mi inocencia le cedo poder a mis dañinos sentimientos.
     Te confieso, no es fácil, de hecho me he dado cuenta que es sumamente difícil; pero aún así no dejo que mi esperanza muera, no le doy razones sin fundamento a mi cabeza, le he puesto una envoltura plástica a mi cuerpo para evitar nuestro magnetismo, pero es curioso... ¡mira qué extraño es! De vez en cuando, al descuidarme, cuando me hallo durmiendo o dándome un baño, siento como si alguien jalara esa envoltura.
     ¡No te precipites a molestarte conmigo, Corazón! Sé que tú no eres el culpable, sé que no es tu deseo empujarme de nuevo al vacío que resultan los sentimientos de ese hombre, confío en ti, no hay motivos para pensar que tú, tan juicioso e impaciente, tan frustrado y hastiado de escuchar su nombre, me quisieras encontrar de nuevo entre sus dañinos abrazos, enredada en sus palabras y mentiras, de nuevo fantaseando, otra vez soñando e imaginando cosas imposibles, realidades alternas, mentiras por conveniencia, promesas rotas.
     Pero Corazón, ¿tú qué piensas? ¿Qué es esa sensación que me sacude? ¿De que se trata ese escalofrío que sube por mi espalda cuando siento que me desprenden de mi protección? 
     Yo a veces soy culpable...
     Silenciosamente, recostada en mi cama cada noche, he sentido culpa, una muy grande y dolorosa, porque no he sido capaz de evitar la tentación de volver a sentir nuestro magnetismo, y entonces sucumbo ante él. Quisiera poder ponerte un antifaz para que no vieras eso, Corazón, para que no veas como de nuevo recaigo.
    Por ahora me siento bien, estoy en proceso de desintoxicación y te prometo, ¡te prometo! Que quiero curarme, quiero conocer un nuevo amor, quiero poder sanar tus heridas, cederle tranquilidad a tu agitada existencia. 


Pero, aún así, no puedo dejar de pensar quién, aquí, dentro de mí, manipula mi envoltura y, secretamente, me impulsa hacia el círculo vicioso que es el amor de ese hombre.

Para mi  amado Corazón,
siempre tuya: Alana."