viernes, 14 de diciembre de 2012

Hablemos del desamor.

    Amiga, es cuando tú decides acudir a mí desde tan lejos que yo me doy cuenta de lo solitaria que te encuentras ahora. Quisiera poder estar allá contigo, ser pañuelo de lágrimas, almohada, el hombro que te reconforta, una taza de café caliente o unas risas improvisadas. 
    Siento que te he dejado al cuidado de desconocidos y me siento impotente al oír cómo tu voz se quiebra como una pieza de cristal al impactar contra el suelo. La rabia y la angustia se mezclan dentro de mí, ¿por qué? ¿por qué hablamos hoy del desamor? Siendo aún tan jóvenes, estando aún tan llenas de vida, ¿por qué conocemos a un idiota, le damos nuestra confianza y luego tan sólo sufrimos por él?
    Cuando me hago esa pregunta, oigo una voz sutil que me dice: "Es aprendizaje", pero ¡¿cómo?! ¿cómo me pides que piense así cuando todo lo demás es eclipsado por la impotencia y la confusión?
    Él, que te ha hecho sentir diferente y luego se ha dado media vuelta como si nunca hubiera pasado nada, él, justamente, no se merece la mujer que tú eres. Él, justamente, no se merece el brillo de tus lágrimas. Él, justamente, debería ser quien sufre...
    ... pero en cambio eres tú, y en consecuencia también soy yo. Aconsejarte ha perdido sentido, tus razones son más válidas. De repente y sin pensar me he dado cuenta de que lo único útil que puedo hacer por ti es tenderte mi hombro para que llores el mar que allí veo expuesto en la corniza de tu mirada, intentando retenerse, intentando seguir siendo un obstáculo.
    Amiga, tú sólo llora, que yo lloraré contigo, que yo intentaré entender tu dolor, que las horas son largas cuando se sufre por amor.

Dedicado a ti, que vives un sufrimiento indefinido debido a una historia que ya ha sido definida.

Sin salida.

    Siento el silencio colarse en las paredes como espadas afiladas, espadas sin culpa. De nuevo me somete la rabia de una coartada que ha sido atacada por la suerte, o quizá por mi mala suerte. Este simple hecho ha traído a mí todas las tristezas que hace días han estado envolviendo mi corazón: No hagas jamás algo que no te gusta, sino, acabarás pareciéndote a mí, y hoy día, esta es la escena más triste de mí misma, esa escena borrosa de la cual no me siento orgullosa y no le deseo a nadie.
    Escucho voces que me empujan a lo odiado, voces importantes, voces que no puedo ignorar, voces que creía sabias y hoy me destrozan el alma, me mutilan las piernas, me condenan al vacío. 
    Hoy no sé qué decirles para no herirlos, y de nuevo pienso que callar es lo más conveniente.
    He decidido no hablar del amor, justamente porque él es el que ha hecho estallar lo peor de mí, prefiero mil veces hablar de las lágrimas que he llorado a escondidas, los deseos que serpentean de ida y de regreso en mi cabeza, sin encontrar el camino de salida que los haga manipular mis acciones; el único problema es que no hallo a la persona correcta para contar todas mis dolencias, para abrir mi corazón y mi mente y exponer cada detallito incómodo de mi existencia. No he encontrado a la persona indicada a la cual, después de haberle confesado que no sé qué será de mi futuro, pueda yo preguntarle: ¿qué opinas tú de eso?

.. De la vida.

El peor invento del hombre es el amor a lo material.

... De la vida.

No es desgano, es que te amo.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Tentativa.

    Siempre sabes qué decir, qué decirme. Hasta cuando las palabras sobran o faltan, hasta cuando me faltas y nos faltamos. Hasta en el silencio y el ruido eterno, tú siempre sabes qué decir, qué decirme; y ese es nuestro problema.
   Si me pierdo, nos reencontramos, no sé explicar cómo pasa, pero vas desbordando tentación por la calle. Ella te brota de los ojos, de las manos, de cada poro de tu piel y aquí alguien desea ahogarse contigo, morir asfixiada de lo que, con tanta indiferencia, vas dejando regado en mi camino.
    Si supieras, que tu astucia y tu energía, son nuestro problema, por ello me armo de paciencia cuando te veo caminar por la acera. A veces se te olvida que tiene un poder sumamente peligroso, con el que atas y desatas, con el que enredas y desenredas, y una que otra vez: confundes o aclaras.
   Deberías empezar a ser consciente de tu facultad. 
   Mientras tanto, seguiré recogiendo los restos de tu tentación, para que no venga ninguna tonta a caer en ellos.