miércoles, 30 de enero de 2013

Yo acá, tú allá.

    Yo acá, me quedo en la biblioteca a ver si tú me cuentas un cuento, a ver si seduzco a un invento. Y ya verás, intento ser tu princesa y todo me sale mal, no tengo normas de etiqueta. Y al final, me quedo mirando mi cartera, no hay dinero, no hay pasajes, te quedas o no nos vemos más. Yo acá, tú allá, me sabe mortal esta copa precipitada, me cuesta mentir, soy tan directa como tu profe de mates, la que odias, la vieja fea. Yo acá, tu mirada busca salir de aquí, tú estás desquiciado, enamorado, idiotizado, tú estás "no sabes cómo carrizo", y no ha pasado el bus. Quédate esperando tu turno en la fila de mis propuestas. Hombres caminan, mujeres destilan veneno y aquí yo me quedo sentada en el suelo buscando un pretexto, para verte hablar, para ver tus labios moviéndose e imaginar que me tocan aquí, allá, arriba, abajo, a un lado. Yo acá, tú allá, eternidad, prométeme que no te irás.
    Me quedo contemplando un secreto, 
me quedo anhelando tus besos...

martes, 29 de enero de 2013

No me quites lo enamora'.

   No me quites lo enamora'...
   ¡No, no te lo permito!

   
   Admito que a veces decaigo, a veces te peleo, hasta lloro, y me como las uñas, pataleo: sumersión. ¿Entiendes? ¡Sumersión!, búscalo en el diccionario y luego ven a intentar hacerlo conmigo, a ver si me calmo y dejo de quejarme como una niñita caprichosa, a ver si de una vez te devuelvo los billetes que quedé debiéndote de tantas apuestas, porque mientras más te pido que no me quites lo enamora', más me lo quitas.
   Sé que no lo haces con mala intención: Inmersión. Estoy inmersa en ti, sonriente de oreja a oreja, ¿enamorada?, sí, ¿por qué no?, enamorada, eso está bien...
   ... pero, sólo me enamoro de ti: Me quitaste lo enamora', aunque más me enamoro de ti.
   Por eso juego a veces con tu paciencia y me escabullo del lugar donde me dejas, y te huyo, y una que otra vez me cambio el corte de cabello y el esmalte de uñas, a veces me invento el dolor de la menstruación y actúo, y te veo lanzarme una mirada estrecha, como de esas que me desnudan, como de esas que me desaceleran.
   No me quites lo enamora'.
   Yo antes solía salir a la calle y me enamoraba como hasta siete veces, a veces diez cuando estaba de buen humor. Si un hombre me venía de frente, yo le rozaba el hombro y luego agudizaba mi oído, me importaba mucho saber si ese fulano decía "perdón" o decía "disculpa". Llegué a una conlusión con respecto a eso: Si el tipo decía "Disculpa", yo le parecía bonita... creo que el "perdón" lo escupimos y no le damos importancia, el "disculpa" conlleva más preparación. Los hombres dicen bonito "disculpa", a mí me gusta oírlo de sus bocas.
   En fin, lo que quiero decir, es que ahora, por tu culpa, ya no me pasa lo mismo, intento rozar hombros y acabo rozando otras cosas inadecuadas, intento salir de buen humor y no me enamoro ni una sola vez. ¡Yo antes me enamoraba todo el tiempo!, pero desde que te conocí a ti: Eso ya no pasa: Me quitaste lo enamora'.
   Sí, me lo quitaste. Contigo ahora me enamoro más que antes, a toda hora y sin mucho maquillaje.
   Discúlpame, pero ya no sé diferenciar el "perdón" del "disculpa". 


(La frase "no me quites lo enamora'", salió de un juego de palabras entre mi hermana y yo. Cuando le dije que publicaría un escrito con ese nombre en mi Blog: ella simplemente no me creyó... y hoy le digo: ¡No me quites lo lanza'!. Te quiero, hermana.)
¡muack!

lunes, 28 de enero de 2013

Hoy lo sé.


   Yo no me fui, tú me dejaste ir. Hoy lo sé.
   Hoy que no estás, que no queda siquiera la esperanza de ser un recuerdo, hoy que los ánimos mueren lentamente, hoy, tan sólo hoy, apenas hoy he caído en cuenta: Ya no estás. 
   Lo sé porque llevo algunos días sin decepcionarme de ti, sin esperar promesas por cumplir, sin saber cómo estás, a pesar de que tu respuesta solía ser la misma... aunque nosotros nos moríamos lentamente, aunque se acababa la emoción primera... ¿acaso no te dabas cuenta? ¿acaso no era evidente que me alejabas, que me perdías, que me conducías al adiós definitivo?
   A fin de cuentas, lo nuestro no fue tan bueno como para merecer una despedida formal. Hoy lo sé.
   Quisiera que tú también lo supieras, pues, después de todo, no fue mi inexpresividad la que nos destruyó, fuiste tú, mi vida, fue tu maldita indiferencia, fue eso que de tantas veces esperarte, me cansé y terminé peleándote un pestañeo, cuando detrás de todo aquello iba una carga de meses angustiosos y deseos imperiosos; cuando, detrás de los reclamos aparentemente pueriles, iban noches en vela a causa tuya, lágrimas secretas, la cruda y cruel realidad de aceptar que me había enamorado de un grandísimo idiota...
   ... aunque igual ya no importa, tan sólo quiero que sepas que yo no me fui, sino que tú me dejaste ir, me abandonaste, me dejaste en medio de la nada. Hoy lo sé.
   Hoy lo sé todo porque te veo desde afuera, te miro con otros ojos, no con esos ojos ciegos del amor. Hoy no. Hoy te miro distinto y percibo tus tantos errores, tu desinterés, tu poca diligencia. Hoy lo sé, amor. 
   Si las cosas hubieran sido diferentes, tú no me hubieras dejado ir... Hoy lo sé.


Te invito hoy a cerrar un ciclo,
nuestro doloroso ciclo.
Hoy, te invito a asumir tus cargas...

Si yo me fui, fue porque tú me dejaste ir.

... De la vida.

La gran diferencia entre los pronombres y ellos
es que ellos me habla de cualquiera
 y me habla de ti.

... De la vida.

Hay tanto de mí en ti y tanto de ti en mí que me fastidia a veces que andemos tan regados por allí...

martes, 22 de enero de 2013

... De la vida.

Nuestras confesiones no son tan frías, ni tan sencillas. Los secretos que nos revelamos no vienen acompañados de un té o un café matutino. Lo que nos decimos, nos lo decimos cuando la noche golpea nuestra ventana, cuando el silencio enfría la cama, cuando la distancia marca pautas. Lo que tengo que decirte esta noche, no es parecido a nada de eso, es más como un veremos, un Te quiero, un "no vengas, si te vas luego".
Alana Puche.

... De la vida.

NO HABÍA FORMA DE QUE LO NUESTRO ACABARA BIEN, ESO ERA IMPOSIBLE, PORQUE TÚ JUGABAS A SEDUCIRME Y YO ERA LA ÚNICA QUE AVANZABA A TRAVÉS DEL TABLERO.

Lo de "ACABARA" es algo subjetivo, porque sé que peligro de que un día quieras volver a comenzar todo de nuevo y, entonces, yo ceda, como siempre he cedido.

La luna a mis pies.

     

     Resulta que esta noche me duelen los pies, no me viene bien la caminata, prefiero echar un vistazo por sobre el alféizar de mi ventana, a ver si te hallo, a ver si me hallas. Si te hallo, tú me buscabas. Si me hallas, yo te buscaba, pues... resulta que esta noche ya no duelen tanto mis pies.
     Fría mañana, soledad que amortigua y a la vez frena, si digo colapsar, tú dices: pero si seguimos en movimiento, y es cierto, seguimos peleándole a la luna, seguimos insistiéndole al tiempo para que no pase, para que se detenga a las tres de la tarde y nos acoja por las noches en un viaje interminable.
     Mira pues, resulta que esta noche el dolor ya pasó, y la tarde se congeló, y la luna me habló, me ha dicho que no te busque, que tú no me buscas. ¿Puedo confiar en la luna, acaso? ¿no es ella la amante solitaria? ¿cómo confío en una solitaria recelosa, deseosa de afecto, ausente de amor? No es la luna ausente de amor, dirías, es la luna quien más amor recibe, porque los amantes, como tú y como yo, suelen perderse bajo su luz para amarse, para encontrarse, para fundirse, para condensarse... Confía en ella, ¡con los ojos cerrados!

Amiga, fragrante,
sumisa, huidiza, amiga,
luna, te dicen muchos, 
amiga te digo yo:
No vengas a buscarme
que aún me quedan para darle
muchos besos, muchas tardes.

domingo, 20 de enero de 2013

Tu excepción.

  
   ¡Ya! Estoy lista.
   Me puse el vestido fucsia -como me pediste-, me dejé los lentes para leer y en la cartera llevo un libro, para golpearte si tratas de propasarte conmigo.
   Espero no te retrases esta noche, me vendría bien una cena sin reproches. Intenta, aunque duela, olvidar tus problemas, toma mi mano, juguetea ese juego tonto de los hombres con los brazos y el espaldar de la silla, invéntate una de esas historias fantásticas para capturar mi atención, miénteme, para que cuando llegue la noche le diga a mi almohada: "¡Ese perro me engañó de una forma tan despiadada!", y que avance la velada, que sea palpable tu deseo por aproximarte al beso, y tu decepción al ser alejado. Déjame, entre tanto, asomarme por la ventana de tus oídos y susurrarle a mis vecinos: "Quiero ser tu excepción".
   Sí, quiero ser tu excepción, que digas cosas como: "¡Jamás me perdería ese partido de fútbol!, bueno... sólo con una condición", pues: yo quiero ser esa condición.
    ¿Ya vas entendiendo?, pues, esta noche no es sólo para que te luzcas pagando la cena, y además pidas un par de postres y le dejes una buena propina al mesero: No. Esta noche no es exclusivamente para que me demuestres qué clases de miradas lanzas al viento cuando una mujer te gusta, o, mucho menos, es para que me robes un beso: No. Esta noche es mía, no te pertenece en lo absoluto.
   Esta noche es para empezar mi propio juego de seducción, para mostrarte el camino en el cual irás obsesionándote conmigo sin siquiera percatarte; esta noche es, en conclusión, una especie de ceremonia preparativa... ¿ya vas captando?, esta noche preparo a tu cerebro, a tu cuerpo, a tus brazos, a la silla, a tus zapatos, a tus pupilas, hoy te preparo a ti y todo lo que tocas, para que, de alguna manera, yo sea la excepción a todo eso y, más aún, la razón de todo lo que se te ocurra.
   Para eso, mi querido casanova, es esta noche.
   ... lo del vestido fucsia y los lentes para leer, no es más que una forma de mantenerte atento, una mera formalidad... que, por cierto, contigo funciona muy bien.

viernes, 18 de enero de 2013

... De la vida.

Es cierto que jueves fue primero que viernes...
pero el viernes es más divertido.

martes, 15 de enero de 2013

... De la vida.


A veces olvido cómo llegar hasta ti, pero luego recuerdo que… 
¡y allí estás!

Alejandro y Lucía.

- ¿Y ahora qué? ¿Te vas?- aventuré, en mi cabeza sostenía la esperanza de que se negara a mi pregunta.
- ¿Irse es un buen término?- dudó él con tristeza, pero aliviado.
- Bueno, tienes un par de maletas y el pasaporte a mano.
- Aún así, no me "voy". Tan sólo... ¿cómo podría decirlo?, a ver: ¿abandono la lucha a causa de desgaste físico?
- ¿Desgaste físico, dices?
- Cansancio, Lucía, me cansé de esperarte.
- De igual modo- ideé rápidamente-, ¿por qué decides irte justamente en la víspera de año nuevo? ¿quieres destrozar mis nervios?
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Pensamiento de Alejandro:
"Me voy justo ahora para ver si te duele aunque sea un poco y decides detenerme..."
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- ¡¿Yo, destrozar tus nervios?!- repitió indignado-. ¡Já!, tú has estado mutilando los míos uno a uno desde junio.
- ... Y no podía darte este ataque de valentía en otro mes. No, claro que no- solté sarcásticamente.
   Entonces, él se acercó al baño y de allí sacó su cepillo de dientes y un pomo de crema dental. Con agilidad, introdujo todo en una de sus maletas.
- Es diciembre- susurré-, sabes cuánto me gusta diciembre.
- Seamos realistas, Lucía, mi presencia, aunque ha intentado hacerlo, no ha alterado ni un poco tu ocupada vida. ¿Qué diferencia haría mi presencia en tu celebración privada de año nuevo?
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Pensamiento de Alejandro:
"Si dices que haría una diferencia, así sea la más mínima, me quedó, Lucía, me quedo a tu lado como debería ser. Lo juro."
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- De hecho, no quisiera que hicieras algún cambio. Me gusta celebrar el año nuevo sola.
- ¿Lo ves?, yo... yo tomaré mi pasaporte., iré al aeropuerto y me subiré al primer avión que encuentre con destino al extranjero.
- Pero tú no sueles actuar así...
- No, yo no soy como tú, Lucía, no poseo ese espíritu aventurero del cual tú tanto alardeas, no soy intrépido, ni hablo cuatro idiomas, no me gusta la comida exótica ni el paracaidismo. La verdad es que no soy un tipo atrevido, y ya no quiero serlo.
- ¿Alguna vez quisiste serlo?
- Sólo una vez- él dejó de moverse a través de la habitación y alzó la vista hacia mí-. La única vez que me he atrevido a hacer algo fue cuando decidí que, costara lo que costara, yo lograría que tú te enamoraras de mí.
- Yo...
- ... pero todo salió mal- entonces tomó su maleta y la cerró-, y la verdad es que me equivoqué al pensar de ese modo. No era yo.
    Hubo un breve silencio.
- Nunca te lo he preguntado, pero... ¿qué fue lo que te hizo enamorarte de mí?- le pregunté finalmente.
- Podría decir que todo- una risita triste se fugó entre sus labios con ternura-, pero entonces no tendría que estarme despidiendo de ti ahora mismo.
- Somos tan diferentes...
- Creo que se me hizo interesante conocerte más a fondo, saber qué había allí dentro de esa chica tan extrovertida. Quería conocer tu lado de bohemia loca y ese otro de músico frustrado. Aunque eres cuatro años menor que yo, me diste la impresión de haber experimentado más cosas, eso, sin dudas, llamó mi atención.
- Quizás si hubieras dicho todo esto antes, las cosas habrían sido diferentes- le dije, sin saber exactamente lo  que él quería escuchar.
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Pensamiento de Alejandro:
"Sólo me faltó bajarte la luna, Lucía, ¿por qué nunca fue suficiente para ti? Tan sólo pídeme que me quede, es lo único que necesito oírte decir."
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- No existió nunca esa posibilidad, Lucía, pasó lo único que podía pasar.
    Alejandro tomó sus maletas de la cama y me echó un último vistazo para decirme:
- "De romántico, poeta y loco, todos tenemos un poco". Yo sólo soy un romántico empedernido, ese es mi gran defecto.
    No supe qué decirle, ¿cómo él podía considerar a su más grande y hermosa virtud, su gran defecto? ¿cómo tú, Alejandro, de un día a otro te me convertiste en otro hombre tan distinto al que solía amar en silencio? ¿cómo esta independiente muchacha hoy siente que su única forma de volver a ser libre es estando atada a un idiota que es tan sabio y no lo sabe? ¿cómo confesarle que yo también lo amo, si hoy el Alejandro que conocí parece ya no existir más?
    Sin aviso previo, él empezó a caminar hasta la puerta de salida.
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Pensamiento de Alejandro:
"Parece que no dirás nada..."
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- Antes de irte- dije con firmeza, él me lanzó una mirada de soslayo.
- Abandonar- me corrigió.
- Como sea, antes de salir por esa puerta, ¿puedes darme un abrazo?
- Un millón, si quieres- dijo entre dientes, finalmente mostrándome un vestigio del Alejandro que conocía.
    Con algo de tensión, él se acercó a mí y me rodeó con sus fuertes brazos.
- Que tengas un feliz año, Alejandro- le susurré en el lóbulo de su oreja. En ese instante yo misma libraba una batalla en contra de las lágrimas. Él nunca me había visto llorar, ¿por qué tendría que hacerlo justamente el día de su ida?
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Pensamiento de Alejandro:
"Tan siquiera una lágrima, una queja, un : No quiero que te vayas. Con tan sólo eso me conformaba."
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- Tú igual, Lucía, tú igual...
    Con Alejandro, nunca nada había salido como lo esperaba, con él todo siempre resultaba algo complicado, hasta torpe, pero era por eso que había aprendido a amarlo tanto, porque siempre mantenía dentro de mí la esperanza de volver a encontrármelo en otro aburrido café y que, como aquel día en nos conocimos, todo resultara perfecto, ya fuese para hablar de cualquier cosa, connfesarle la reciprocidad de mis sentimientos o, quizás, sólo quizás, continuar con esta historia de amor de nosotros que jamás comenzó.
    Mientras lo veía marcharse por la puerta, pensé en la posibilidad de ser egoísta y detenerlo, decirle que no quería que se fuese lejos, que, de hecho, quería que se quedara a mi lado cuanto durara esta locura de nosotros... pero no podía permitirme ser tan egoísta, tan codiciosa y desinteresada. ¿Qué razón tendría él para querer quedarse, cuando siempre me ofreció su compañía y yo la rechacé tantas veces?
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Pensamiento de Alejandro:
"Siquiera un atisbo de dolor en tu mirada, ni un ápice de melancolía. Mujer de hielo... Adiós, Lucía."
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- Adiós, Alejandro- murmuré.
    Cuando me hallé sola en la habitación, las lágrimas reprimidas empezaron a rodar deliberadamente por mis mejillas.

... De la vida.

"Fue justamente tu egoísmo 
el que plantó dudas en mí...
aunque, la verdad, 
siempre estuve acostumbrada
a esperar lo peor de las personas.
Pero digamos que no es igual el egoísmo
cuando proviene de tu vecino
a cuando el idiota egoísta 
es la persona que amas.
... y vaya que lo supe contigo."
Alana Puche.

¡Nos vemos, abuelo!

    
    Recuerdo aquella casa fría, intacta, perfecta. El blanco y el verde se funden y de nuevo me imagino esperando la hora del almuerzo en la cocina de mi abuela, mientras, en el jardín, la mirada escrutante de mi abuelo espera encontrar algo interesante, allí mismo, entre sus múltiples plantas y flores, entre el cocotero y la albahaca. Cuando la soledad marca su hora y él sabe que ha llegado el instante del café con leche, su espera se torna ahora cautelosa e impaciente; espera que, con el sabor de los años en sus manos y la rutina imperiosa, mi abuela interrumpa su soledad y le sirva aquel celestial líquido de sus tardes, y yo observo desde lejos su sencillo amor, allí, torpemente desde la abertura de la puerta. 
    Tras de mí van quedando las galletas de almendra sobre la mesa, la espumosa leche y creo que hay planes para un chocolate caliente nocturno, entonces yo busco mi escondite en el armario del abuelo, allí entre su ropa vieja y su fragancia a mentol, no ha existido nunca mejor escondite que el que encuentro entre sus prendas, desde donde percibo su habitación ancestral y el vapor del agua caliente que desde el baño se acumula sobre la cama.
    Hubo tanto de mí en ese suelo helado, en los vasos anaranjados, en la lavandería, donde solía jugar con el agua y salir hasta el jardín trasero, allí en ese sitio que tanto recuerdo, allí en ese lugar que no olvido. Allí, junto a mi abuelo, el "señor de pocas palabras", el que nunca me llamó Alana y yo hoy no tiene ninguna importancia. Hoy le recuerdo, señor, hoy le hago este homenaje para que después no diga que su nieta "la escritora" no le escribió algo en su partida. Hoy, abuelo, hago memoria de tus sonrisas -tan escasas como especiales-, tu fragancia -tan sutil como característica-, tus lentes rotos para leer y la camisa blanca manchada. Hoy me como un pistacho en tu honor y alzo mi mirada al cielo para decirte, con mi mejor sonrisa de tristeza: ¡Nos vemos, tortugón!


Atentamente, la tortuguita menor,
tu Alana.

... De la vida.

YA NO
CABE
DUDA,
MI DUDA
ERES TÚ.

lunes, 14 de enero de 2013

Ser tu detonante.



   
   Tú dices: "Ya casi es la hora", y yo respondo: "No, ya casi es nuestra hora".

   Cuando nos acoge el crepúsculo nocturno y un velo de fría neblina cubre nuestros hombros. Cuando, sin pensar, sujeto tu mano con temor y escucho los pasos del viento cada vez más cerca, es allí que pienso en lo que dejamos atrás y vislumbro un futuro prometedor para nuestro amor.

- ¿Cuál es nuestra hora?- preguntaste. 
- Las siete de la noche, las tres de la tarde, las cinco de la madrugada... no lo sé, tú sólo escoge- te respondí distraída. 
   Entonces, noté que mirabas tu reloj y te decidías a decirme con firmeza:
- Las diez de la noche. 
   Dudosa, volteé a verte y sostuve tu mano, fría como acero, entre la mía, caliente como lava volcánica.
- ¿Qué hora tan extraña es esa?- te pregunté. Aunque tu mirada sostenía aún la esperanza de que el sol se quedara en donde estaba y mantuviese esa extraña mezcla de púrpura y dorado en el cielo, sabía que te sentías plenamente feliz, podía verlo, sentirlo, casi hasta olerlo. 
- Esa es la hora en la que suelo extrañarte más. Es a las diez de la noche cuando me cuestiono seriamente el que no vivamos juntos... uhm, ¿entiendes?, quisiera encontrarte en la mañana allí en el baño cepillándote los dientes o sentada en el inodoro. Quisiera poder discutirte tu desorden y que tú sonrías sin vergüenza. Quisiera quitarle tus cabellos a mi peine y en medio de la noche morderte la mejilla mientras duermes- me dijiste distraído, como si le hablaras a una nube en el cielo y no al amor de tus vidas. 
   Mil ideas colapsaron mi cabeza en ese instante, tenía tanto que decir y tan poco tiempo para decirlo. Ya casi se terminaba el crepúsculo y tu mano cada vez se  me tornaba más cálida, quizás hasta más que la mía. 
- En pocas palabras, quieres que sea tu detonante- aventuré. Tú me miraste, primero como preguntándote de dónde había sacado esa tontería, y luego fascinado por lo atinado del comentario.
- ¡Sí! Quiero que seas el detonante de mi vida... eso sería como mi motor. Quiero que seas quien active mis alegrías, mis rabias, mis tristezas, mis inseguridades, hasta mi sed... ¡todo, mujer!- confesaste con vehemencia. 
   Sonreí inconcientemente observando cómo el sol cada vez se sumergía más en la nada, ahora tu mano era como fuego vivo.
- ... debes saber, ante todo, que necesitaré pólvora y fuego para funcionar correctamente- te advertí. 
- ¿Pólvora y fuego, dices?, ¿cuál es tu pólvora? ¿cuál es tu fuego?- dudaste, luciendo dispuesto a pedirle todo lo necesario hasta al mismísimo Dios. 
- Tú- te respondí, alejándome un poco de ti-. A las diez, ambos nos extrañaremos tanto que, rápidamente, tú te convertirás en pólvora y luego en llamas; y yo, por mi parte, detonaré de tanto anhelarte, de tanto extrañarte y desearte cerca.
- ¿Es así como funciona esto?
- … pues, es justamente así.

sábado, 12 de enero de 2013

En efecto.


Y la luna sale, entonces, cuando escondes tu sonrisa y, en efecto, tu sonrisa es mi sol. De allí en más, hablemos de estrellas como lunares en tu camisa, de nubes como cabellos flotantes, rayos como caricias eléctricas, cálidas tempestades o, quizás, acumulaciones de oxígeno cuando no estás y, en efecto, mi aire sea saberte tan cerca.
Y una suave llovizna cae sobre nuestras cabezas cuando el sol ataca a la palmera, y, en efecto, yo soy la palmera y tú me atacas con esa sonrisa dulce como almíbar, caliente como verano, refrescante, una vez y otra más. Y admito haber caído en ese mar, entendamos como "mar" a tus encantos, esos pícaros amiguitos míos que me conocen mejor que yo misma y a veces me sorprenden con la guardia baja, tan distraída como dispuesta, tan sola como cuando la luna sale vencedora.
Quizás hoy toque esperarte toda la madrugada en vela o quizás negociar con Dios para que mi cobija, en efecto, seas tú, y mi almohada y mi ropa, y mi lámpara y la ventana, aunque con tu sonrisa tenemos para alumbrarnos esta noche, el resto de la madrugada y todo el día de mañana.

¡REGRESÉ!
(no pude evitar escribir eso de arriba).

... De la vida.

Y ahora que no queda nada, me doy cuenta: Nunca fuimos un Para Siempre.

martes, 1 de enero de 2013

... De la vida.

¡FELIZ AÑO NUEVO!