martes, 31 de diciembre de 2013

Es año nuevo.


  Es año nuevo y te recuerdo. Sigues pareciéndome un sueño... sé que suena trillado, pero de hecho es así.
  Es año nuevo y regresas convertido en nostalgia y trivialidades, en tradiciones, en racimos de uvas y copas de vino. Si supieras que te espero cada minuto hasta que el reloj marca las doce y, al no verte llegar, con habitual resignación alzo mis ojos al cielo y le pido a Dios, a las estrellas, a la luna que te deparen un nuevo año lleno de ilusiones, de satisfacciones y de nuevos amores tan vistosos y magníficos como fue el de nosotros.
  Es año nuevo y te recuerdo sentada a un costado del comedor, con el vestido y el maquillaje perfecto, con los tacones y el anillo aquel de diamantes falsos. Hoy es año nuevo y me vestí para ti aún sabiendo que no me podrías ver, y me causa cierta tristeza ya no poder seguir recordándote, porque según se vaya el 2013, también te habrás ido tú otra vez, o mejor dicho tu espíritu, ese compañero invisible que me abraza y me mantiene atada a lo inatable.
  Es año nuevo y te he vuelto a mentir de nuevo. Toda mi familia se me ha lanzado encima para desearme las mejores cosas del mundo, pero nadie te ha deseado hoy, y sigo pensando que eres el mejor augurio para este 2014.
  Es año nuevo y te extraño. 
  Brindemos porque te extraño.

A. C.

... De la vida.

Decir "Te necesito" es una pobre excusa para no decir "Te quiero". 
Pienso lo mismo de "Me preocupo por ti", "te extraño" y todas esas malditas variaciones que, aunque suenan bonito, no significan nada.
Si usted quiere: Diga "Te quiero".
No se complique.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Ojitos verdes.


Ella ama con desmedido amor. Planta en las personas que la rodeamos la semilla del amor. Ella ama con fervor. Ama con rencor. Recelosa es mi ojitos verdes. Todo en ella es amor.
El sol le tiñe los cabellos de amarillo fulgor. Sus manos son rugosas y suaves cual sentimientos. De sus caricias brota la mesa servida y tres vestidos diseñados para tres princesas.
Ella ama y no olvida. Mientras más madura, más bella, más sabia. 
Ojitos verdes, no cambias, siempre te preocupas de más. Calmas tempestades. Explotas. Ríes.
Te quiero, ojitos verdes. ¿Cómo no quererte?, si todo en ti es amor.
Solo sabes amar una vez, y una vez que amas, lo haces para siempre.
Amas aquí, allá, donde sea. Y los ojitos se te pintan de gris y asustan, y previenen, y enderezan caminos torcidos.
Eres amor. Te vistes con él cada mañana y qué bella te ves, que bien te sienta el amor, mami. Jamás te he visto brillar más que esta mañana. Quizá mañana diga lo mismo.
Seguro al leer esto pensarás: "Yo no soy amor, tú lo eres, hija".
Qué modesta, que bonita mi ojitos verdes. La de la riqueza eres tú, pues eres tú la que me da la bendición.
Toda tú, eres amor.

... a la única mujer que no me canso ni me cansaré jamás de escribirle.
Te amo, mami.

                                                                                                                                                        

viernes, 27 de diciembre de 2013

Cuerda floja.


¿nosotros qué somos?
¿somos siquiera un "nosotros"?
llamarte amigo, ¿tendrá sentido?
quererte... ¿acaso es fundamental quererte?
Hoy me he dado cuenta que no sé exactamente quién eres y esa duda me acompaña en la mañana y de regreso hasta la madrugada... y tengo preguntas... preguntas, miles de ellas para ti y tú tan callado, tan reservado.
No te preguntaré si me piensas, sé que tienes razones de más para hacerlo y, de hecho, sueles hacerlo mucho. No me cabe duda... pero, ¿de qué manera me piensas? ¿amiga, compañera... mujer? Dime si al pensarme te arde la sangre o te abraza el desconcierto. Dime si de tanto descifrarme se te han acabado las fórmulas. Dime, ¿de qué manera me piensas y cuándo sueles hacerlo?
Tú, el hombre de todos mis días, ¿me has encontrado en tus sueños? Dicen que cuando piensas mucho en alguien, esa persona aparece en tus sueños... dime, ¿me has pensado antes de quedarte dormido y luego me has soñado?
A ti, ¿te parezco bonita? De lo poco que has visto de mí, ¿qué es lo que más te ha gustado? Dime, ¿ves mis fotos escondido en tu habitación, detallando con precisión mis gestos, mis miradas, mis dudas?
¿Has notado que siempre tengo tiempo para ti? Y tú, ¿por qué siempre tienes tiempo para mí? ¿Es eso un nosotros? Quizás. Quizás ya nos queremos o nos gustamos, no lo sé. Quizás alguno desaparezca una semana y se haga extrañar. Ya ves... ya ves cómo somos nosotros, cómo eres tú, cómo soy yo.
¿Me piensas? Disculpa si sueno repetitiva, pero dime... ¿de verdad me piensas más de lo debido? ¿Me piensas como para empezar a preocuparnos? ¿Debería preocuparme por estarte pensando tanto? ¿Debería cortar para siempre esta cuerda floja por la cual caminamos?

miércoles, 25 de diciembre de 2013

... De la vida.

Y después de los besos. Después de doblegar mi inteligencia. Después de convertirme en una loca enamorada. Sí. Después del adiós. Justo después, él fue puntual por primera vez para desearme una feliz navidad... e irónicamente, esta vez solo me sentí agradecida, y no maravillosamente feliz como antes.

... el mismo hombre del año pasado, pero sin mi locura.

La casa flotante.

  Por ser diciembre, quizás, deberías quedarte acá. No digo que no salgas de casa o te vayas manejando en tu camioneta, me refiero más a tu espíritu, dile que no vuele lejos de la casa flotante y se quede a pasar navidades.
  Deberías vivir esta vida y no aquella. Tú, deberías quererme solo a mí, siempre a mí.
  Disculpa si sueno egoísta, pero la casa flotante se me cae a pedazos a causa tuya y vaya que me he cansado de esconder bajo la alfombra mis certezas. 
  Ya las paredes se hacen polvo, el techo gravita sobre nuestras cabezas y el piso está lleno de los mil escombros que me dejan tus demonios para limpiar. Quédate aquí en la casa flotante y quiéreme solo a mí, siempre a mí.
  La casa se me hace otro de tus engaños y en ella clavo la estaca invisible de la indiferencia. Si tú supieras, mi caballero, que no es segura esta casa flotante que llamamos hogar, porque en cualquier momento puede derrumbarse sobre nuestros silencios y destruir hasta sus cimientos.
  Hoy levito junto a este montón de muebles viejos y te pido, una vez más, que, sino puedes traer de regreso mi casa de concreto, sólo sepas quererme a mí, siempre a mí. 

lunes, 9 de diciembre de 2013

La siguiente despedida, ¡por favor!


De nuevo ha empezado a afectarme y sé que se avecina un "adiós", una promesa de arrepentimiento, el acecho constante de una docena de lágrimas congestionadas. Lo sé. Sé qué se sienten las despedidas y tú te sientes como una desde hace un par de días.
La verdad, nunca creí tenerte del todo y yo nunca me entregué a lo de nosotros completamente, porque había algo allí entre los dos que me hablaba de lo efímera y pasajera que sería esta necesidad mutua de tenernos, este repentino apego, esta relación dependiente de días y noches, de curiosidad ante lo desconocido, de amistad, de atracción, de todo un poco, de nada todo.
Por eso, hoy apoyo que te vayas para no volver.
Estoy acostumbrada a ver a las personas darse la vuelta para salir corriendo lejos de mí, y por eso...
¡Debes irte ya!, porque si te quedas, ya no seremos lo suficientemente fuertes como para ignorarnos más.
Vete. Vete rápidamente. Vete como has estado haciéndolo: pausadamente, sin despedidas, sin aviso.
Vete con la legítima intención de no volver.
Yo, por mi parte, sabré anteponerme de nuevo al dolor.
Tú, mientras puedas, lograrás descubrirle un nuevo sabor a mis escritos.
Tú, mientras tanto, hallarás aquí lo que siempre te quise decir.
Vete, y que esta vez sea definitivo.
Y al salir de mi vida, por favor, dile al siguiente 'adiós' que pase.

Carta para un adiós no definitivo.