martes, 29 de julio de 2014

Amigo, una misión.

     Amigo, dile que, en efecto, me he enamorado de él. Que no es todo una mentira, un engaño, una farsa, dile que, en efecto, me he enamorado de él. Dile que me gusta su sencillez, pero sin hacer tanto énfasis en ello, dile que le huyo a veces porque lo quiero y no sé querer de otra forma sino huyendo. Si te pregunta, dile pausadamente que nunca he tenido una relación seria, y si se sorprende o gira los ojos, ríete como un loco y niega lo dicho. Y luego dile que lo quiero y que es un cariño sin ornamentos, sin intereses escondidos o para pasar el rato, haz énfasis en que lo quiero honestamente, como solo sabe querer quien quiere por primera vez.
     Dile que, en efecto, me he enamorado de él. 
     Invítalo un día, quizás, a jugar al fútbol o a estudiar y empieza a hablarle de mí, que me conoces hace tiempo y siempre he sido una buena amiga, háblale de mis virtudes y, para que no piense mal, roza levemente mis defectos... y luego dile que lo quiero, o mejor, pregúntale qué piensa, aún cuando confiese que me aborrece, cierra los ojos, respira profundo y dile, dile que, en efecto, me he enamorado de él.
     Y si sonríe, desvía la mirada. Y si cree que es una broma, síguele la corriente. No me falles, amigo, solo tienes que decirle que, en efecto, me he enamorado de él.