viernes, 4 de noviembre de 2016

... De la vida.

Estoy tan llena de tantas cosas incorpóreas: recuerdos, anhelos, nostalgia, incertidumbre, preocupaciones, amor... en fin, tantas cosas impalpables, etéreas y abstractas, que es difícil creer que pesen tanto en el alma.

El papel de idiotas.


   ¿Recuerdas aquellos días de marzo nublados por las dudas y los deseos reprimidos? ¿Recuerdas la expectativa, la duda, el desaliento? Tú y yo, inseguros en tantas cosas y tan seguros en solo una: nos queríamos, y aunque ya no me lo digas y tampoco lo escuches de mi boca, sé que sigue siendo igual.
   Diariamente siento que hago el papel de idiota, luchando cada vez más y con menos fuerzas con toda esa confusión y tristeza que dejó tu partida. Soy un agujero negro constante y repetitivo, mis espirales malditas me arrastran cerca de ti en la distancia, haciéndome olvidar por momentos que lo que no se recuerda no duele... y empieza el ciclo sin fin, la palabra silente, esta nueva yo incompleta, esta mujer que repite tu imagen en los largos caminos citadinos, quizás por costumbre rencorosa o masoquismo absurdo... y sin embargo sé que me quieres así: tuya en el pensamiento, de nadie con el cuerpo, perdida en tantas cosas que sea difícil encontrarme sin pronunciar tu nombre. Tu nombre que es ignición y combustión, trueno y lluvia. Tu nombre que me pregunta y responde, que es silencio perceptible, tu nombre que es eco y emulo inconscientemente un millón de veces, tu nombre que me sacude el cuerpo como un sismo y desorientada me hace llegar tambaleando hasta el inicio. Y el ciclo: el ciclo se dispara, y yo desarmada.
   Y ahora lo sé, ahora al menos sé que nunca fue suficiente no tenerte, porque es normal sentirse tan vacío cuando se está lleno de tantas cosas: trabajo, personas, responsabilidades, dolores de cabeza, leyes... y lo sabrás tú que en tu sitio debes sentirte como yo, y lo sabré yo, que diariamente vivo disimulando este dolor que en realidad me atraviesa el cuerpo con una bala y a veces me deja al borde del abismo pensando que haber vivido eso de nosotros fue un error, pero uno necesario, porque si bien quererte fue mi cárcel, no haberlo hecho habría sido la libertad más lógica y monótona. Sin embargo, no debería ser el vacío tan pesado y no debería yo guardar tantas esperanzas de seguir sacándole a este sonrisas falsas y miradas perdidas, porque ahora es este abismo angustiante lo único que nos une, y cuidarlo, protegerlo y custodiarlo, es lo que mejor podemos hacer en estos días perdidos en el calendario. Y lo sabré yo, y lo sabrás tu, que parecen cien años de soledad estos meses, y en realidad aún puedo contarlos con los dedos de mis manos...
   ... pero tú me quieres así, y así me tienes: perdida y sin poder hallarme sin ti, porque hoy sé que no ha sido suficiente no tenerte en mi vida, sino que por el contrario tu ausencia ha exaltado tu imagen y tu nombre, convirtiendo mi cuerpo en un reloj gigante que marca los segundos que restan antes de encontrarte.
   Te quiero, es cierto, y siempre habrá de serlo. Tus ojitos a medio cerrarse estarán así suspendidos en tus párpados eternamente e igualmente en suspenso penderá mi alma de tus pestañas, esperando que un día por debilidad o por resignación, vuelva a encontrarme con ellos, porque fueron ellos, aparentemente inofensivos, pero tan nocivos, los que crearon en mí una suerte de interruptor: prendiéndome a veces, apagándome siempre...
   ... pero esto era lo tuyo: la inconstancia, los nervios, el misterio. Lo tuyo era confundirme, callar siempre, sentir tanto y no decir nada, no colocar en palabras los anhelos, sino vivirlos con celoso egoísmo, hablar de la luna, de los astros, del sol y mirarme con tantas palabras atascadas en el corazón. Lo tuyo era solo decir lo necesario y en medio del silencio querer en exceso, lo tuyo era esto de nosotros que no llegó a concretarse, pero como el concreto se alojó en el centro de nuestra alma. Lo tuyo, y tú lo sabes, era andarse con cuidado en las cosas del amor...
...y vaya que tuvimos cuidado siendo los idiotas más enamorados.

(Este texto sintetiza varios escritos de hace algunos días, los cuales escribí en un viejo cuaderno, y tenían los siguientes nombres: 'Lo de él', 'Exceso de cosas', 'Vago fantasma', 'Mujer ornamento', 'Siempre estoy triste' y '¿Te sientes tan solo como yo?').