lunes, 5 de octubre de 2015

El cigarrillo.

  

  Él me preguntó con su cigarrillo en mano, muy cauteloso: ¿Qué obscuridad te antecede?, y yo, más dudosa que perspicaz vacilé par de veces en mi respuesta.
La vida, le contesté finalmente, sin pensarlo mucho. Él apagó su fuego y se concentró en mí.
   Qué maravillosa respuesta, me dijo, luego de meditarlo un poco.
  Yo di una patada en el aire, intentando recuperar la confianza. Y a ti, ¿qué obscuridad te antecede?, le pregunté.
   Él dejó de mirarme y sacó otro cigarrillo de su bolsillo, mientras lo prendía con suma parsimonia observaba el cielo ponerse cada vez más profundo. El aire soplaba, pero no como suele hacerlo, sino con más fuerza, con más deseo.
   Me antecede el humo de este cigarrillo, dijo con un hilo de voz, volviendo a apagar su cigarrillo. A él solo lo antecedía el presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario