martes, 17 de mayo de 2016

Ponle el nombre que quieras...

   Mira cómo estoy celosa de tanto no saber de ti, de que bailes con otras mujeres, de que mires otros ojos, de que te deseen otros cuerpos. Mira cuán celosa y abandonada me deja la posibilidad de jamás enterarme (porque no tengo por qué mier** hacerlo) que besaste otros labios o al menos deseaste hacerlo en silencio. Mira, mira que nunca he sido celosa, pero hoy despertaste a la bestia dormida en mí y no sabes cuánto te odia por eso esta mujer que soy hoy por ti, esta misma mujer que te extraña sin remedio, y se repite una y otra vez que no te quiere compartir con nadie, aunque lo cierto es que no se puede compartir lo ajeno... pero mira que ahora lo sé, lo sé porque los celos me causan picazón en todo el cuerpo, y ¡cuánto odio enfrentar el hecho de que solo quiero que me mires a mí! Aunque sé que debes mirar a muchas.
   Mira, en este momento estoy sola, muy muy sola, últimamente hago huir despavoridos a los hombres que quieren acercarse a mí. Ayer, en el trabajo, me dijeron: Alana siempre lleva la contraria. Mira, mira que así construyo la muralla para que ningún hombre quiera acercarse demasiado a mis demonios, pero llegará el día en que me canse de la soledad y me asome... sí, me asome, ya sabes, y entonces querré verte desde un rincón, ¿empezarías tú a confesar tus celos? ¿dirías: "Mira, solo te quiero para mí"? Gracioso será saber que toda esa basura llegó demasiado tarde...
   ... demasiado tarde, pues entonces la bestia dormida que hoy despertaste y habita donde reside mi vergüenza ya estará dormida y solo esperará despertar para maldecir a otros ojos, a otros labios, a otros cuerpos...

Ponle el nombre que quieras...
la verdad estoy demasiado molesta para esto.

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