jueves, 14 de enero de 2016

Estupefaciente.

estupefaciente:

Sustancia que tranquiliza o deteriora la sensibilidad, o produce alucinaciones, y cuyo consumo, no controlado médicamente, generalmente crea hábito, como la morfina o la cocaína.


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Ahora que lo mencionas, creo que sí me enamoré una vez, pero no lo reconozco en voz alta, porque quizás quieran saber la historia completa, y mira... mira que hay historias que es mejor silenciarlas en el tiempo y guardarlas muy cerca de nosotros, atesorarlas o 'embaularlas' o hacerlas cenizas. Hay historias, como esta mía, que a veces simulo desconocer o niego sin vergüenza, que es mejor dejar en el olvido durante meses y solo rendirle tributo cuando la nostalgia precise recuerdos y peligro...
... a fin de cuentas, la primera vez que me enamoré todo me sabía a cerveza. Él bebía y yo empezaba a marearme y a ver borroso, hasta a él llegué a sentirlo comprensivo en medio de ese huracán de ebriedad e inocencia en que me dejaban sus manos. Las manos más malditas y deliciosas que me han descubierto, las mismas con que intentaba retenerme en esa vacía fuente de su amor, ahogándome... ahogándome cuando tanto oxígeno había allí afuera...
... pero me han dicho que así es el amor, al menos el primero. El primero te golpea en la cara y te mutila, te hace quien eres, te convierte en un vicio andante de esos vicios padecidos, una ramificación de defectos y demonios escondidos, la derivación más pura y auténtica de una vivencia, porque nada se vive como el primer amor, nada despierta en ti tanto ni duerme en ti tantas cosas, nada sucede como cuando amas por vez primera, nada te quiebra de esa manera. Nada.
Nunca eres tan frágil ni te crees tan heroico. Nunca te sientes tan liviano y pesado al mismo tiempo. Yo, humildemente, te diría que el amor es también un oxímoron, un cúmulo de ambigüedades y acertijos. Nunca nada es claro o preciso y menos cuando se siente amar por primera vez, cuando en un segundo sientes volar por el cielo y al siguiente mendigas luz bajo tierra... y la luz llega y se va, vuelas y al suelo, vuelas y al suelo, hasta que un día, sin darte cuenta, siguiendo esa misma onda adictiva, nunca más vuelves a las nubes, y entonces sucede la metamorfosis: te conviertes, te transformas en eso que serás el día de hoy... por ello nunca se olvida al primer amor: porque te destroza y te cambia.
Claro que sí me enamoré una vez, pero prefiero no contar mi historia.

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