sábado, 30 de abril de 2011

Cuando eres tú.


Cuando hablas, me pareces todo, la fórmula secreta para darte mil elogios.
Cuando hablas, yo no lo escucho todo, eres tú otra vez durmiendo mis demonios.
Cuando hablas, un susurro acaricia mis oídos, como un abismo, me sumergo en tu voz.
Tú miraste, una vez y otra más, yo dejé de escuchar, porque eso me cohibió.
Cuando hablas, juro por Dios y mi propia fe, que eres un hombre digno y lo que dices me va bien.
Cuando me hablas, algo extraño crece en mí, no lo entiendo ahora, ni después, tal vez jamás.
Cuando detienes tus palabras, la frustración crece en mí, como una mágia sin sentido, tú me vas llevando así...
Cuando hablas, cuando respiras, cuando ingresas mi alma en todo lo que tú eres, cuando caminas y echas a correr los pensamientos que tan absortos se concentran en quien eres, cuando escucho y lo que escucho eres tú, cuando me enamoras, sin siquiera un esfuerzo.
Cuando hablas, yo no pienso en nada, y nada es todo aparte de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario