miércoles, 25 de septiembre de 2013

Patty.


   Cada vez que tu rostro se asoma en mis recuerdos con sosiego, producto de haberte hallado en algún objeto o alguna frase, te consigo más hilarante y colorida que en el último encuentro y pienso que quizás relacionarte con esa fulana depresión de la que me hablas no viene al caso.
   Deberías saber, entonces, que no te pienso acalorada y nostálgica como a veces te he visto, sino más bien con tus extraños lentes de sol y el cabello verde, azul o amarillo, cambiando según sea tu ánimo, porque estoy segura de que los sentimientos, en su inmensa e infinita variedad, allí en su eterna sala de espera, temerosos y anhelantes, esperan oír sus nombres deslizarse por los labios ocultos de tu corazón, como un grito reprimido: "¡Amor! ¡Tristeza! ¡Melancolía!".
   Estoy segura que no existirían entonces sentimientos más vivos que los tuyos, ya que nadie los sentiría como tú, nadie se atrevería a darles tanta vida, a dejarles tanto espacio para opiniones e impulsos. Estoy segura, que el amor debe amarte, porque lo dejas ser quien es y le dejas expresarse, y le das rienda suelta a sus locos arranques, dejándolo fluir como el viento, dándole una libertad que ni en mil años otro corazón podría ofrecerle. Por eso creo que el amor debe amarte, y tu tristeza debe ser la más contrariada de todas, porque no sabía mezclarse ella con la felicidad hasta que te vio pasar y anduvo tras de ti después de su indeseable llamado.
   Tus sentimientos deben ser la envidia del resto, ellos deben andarse pavoneando, alardeando su vivacidad, su violencia, sus kilométricos arrebatos, los planes a futuro para hacerte estremecer tanto que la enorme sonrisa que hoy cubre tu rostro te siga hasta los insospechados caminos que tanto deseas conocer... sí, ellos, tus sentimientos, nunca han dejado de sorprenderme y ya que hablo de sorpresas: ¡la sorpresa debe andar sorprendida contigo!, y a la inseguridad has de poner nerviosa, ¡seguro que sí!, por esa energía que te acompaña a donde vayas y que restriegas en la cara de las sombras que a veces tienden a llenar de oscuridad nuestros caminos.
   ... pero, no te dejes, amiga, el cielo es el límite para tus sueños y con tu sonrisa ya tienes ganada la mayor parte de la batalla.
   No hay dudas, ¡el amor debe amar tu sonrisa!

dedicado a Patty,
mi amiga y
la muchacha más sonriente que conozco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario