jueves, 24 de abril de 2014

Cápsula del tiempo.

   

   Seguro te conté alguna vez de esa época dorada, las tardes de costura y los mojitos cubanos que iban y venían, mamá nos hacía vestidos, nosotras modelábamos casi ebrias, reíamos, gritábamos, soñábamos. ¿Recuerdas? Salíamos a tomarnos unos cócteles, la menstruación nos ponía de mal humor y sudábamos a causa de los nervios. Enamorarse era para gente grande y nosotras apenas teníamos veintitantos, la edad justa para empezar a tomar alcohol, pero no para los hombres, eso es claro; a fin de cuentas, emborracharse era mucho más seguro.
   Bailábamos como adictas al crack, no teníamos dinero, no mentíamos porque no decíamos nada. Tú, sin dudas, debes recordarlo: Fun, Los enanitos verdes, King Chango y The Corrs. Mojitos iban y venían. Hombres alejábamos, fundíamos juegos de video, nos maquillábamos, nos peinábamos. 
   Colombia, Corea, Nueva York, juntas en París, la mayor parte del tiempo soñábamos. Aura, ustedes saben. Nuestro propio negocio, mis libros, tu línea de ropa, ¡las malditas leyes! Cero jefes, ¿de acuerdo? Ya hablamos de eso. Ustedes deben recordarlo, las conversaciones hasta las cinco de la mañana, el vino de fresa, el de parchita, los granjeros, "por favor bájale un poquito de volumen", "vamos a complicar las cosas". No lo olvidaron, yo lo sé.
   Nos llevamos en la piel. Esmaltes de uñas, lentejuelas, ¿zapatos altos o bajos? Marquesa de chocolate, donitas azucaradas, los kilos de más... todo lo llevamos tatuado en la piel. Yo tengo sus nombres aquí dibujados, uno en cada brazo, ¿y ustedes? ¿ustedes recuerdan esta serie de anécdotas que conforman nuestra humilde cápsula del tiempo? Díganme, ¿aún recuerdan ustedes esa joven adultez que compartimos?

... para dos, de tres.

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