lunes, 18 de julio de 2016

Bajo la alfombra.

   


   Déjame ver, ver qué tienes allí escondido: justo desde donde tu perfume se desprende para seducirme. Mira tú, ¿a qué juegas? ¿Quieres enloquecerme? Ayer, justamente ayer estuve pensando en ti y de repente te volviste el pensamiento más real que jamás había experimentado. No podía creer que te tuviera para mí solo, pero te tenía y podía hacer contigo lo que me gritara mi instinto masculino. 'Al fin', pensé, hacía cuantos desvelos y madrugadas había esperado ese momento y, sin embargo, aún siendo no más que un producto de mi imaginación: te resististe. 'Coño', gruñi, pensando en que ya tenía planes para tus mejillas y tu cintura. Hasta en sueños me huyes, ¿por qué eres así?
   Siempre dices que tengo basura que recoger, demonios que exorcizar, asuntos pendientes... lo sé, lo sé, pero tu belleza no me deja pensar con claridad. Ayer que te vi, tan sencilla y apretándome todas las sensibilidades con la bestialidad de un ángel, quise agarrar toda esa mierda que no me deja besarte y tirarla por la ventana, pero siempre termino por arrastrar todo bajo la alfombra y ahí vas... ahí te perdí de nuevo. Discúlpame, soy una bestia en esto del amor, siempre termino por alejarnos. Qué idiota... pero te quiero, y querer no es planificado (menos en mi situación), querer es inevitable, de verdad... suena rosa, pero es así y es por eso que sigo esperando que algún día me muestres algo más, me des algo o me dejes quererte entre besos y caricias. ¿Y tu basura?, preguntarías, es cierto, mi basura, olvidémonos de ella tan solo unos segundos, entonces ¿me dejarías ver?

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