sábado, 14 de enero de 2017

Cruz.

 


   Cruz, acostumbrábamos reírnos de la distancia para no llorarla tantos días de estar separados. Ambos escuchábamos 'Nada valgo sin tu amor' de Juanes para después dedicárnosla en las noches más tristes de ausencia y soledad, riéndonos de nuevo porque éramos, como tú lo decías: 'unos carajitos muy dramáticos'.
   Cruz, siempre extrañé tu acento coreano y tus franelas de rayas, tus visitas para almorzar en mi casa y tus excusas para quedarte a solas conmigo. 'Alana es una miedosa', solías decir, y terminabas por acompañarme a comprar esos helados de fresa con leche que tanto nos gustaban y que yo me terminaba antes que tú para pedirte del tuyo. ¿Recuerdas? Me enviabas frases de libros que leías a las tres de la madrugada, porque a esa hora 'te concentrabas mejor', mientras que yo veía series asiáticas sentada frente a mi computadora. 'Te quiero muchísimo', me decías en mis cumpleaños, dándome uno de esos abrazos larguísimos tan parecidos a los que nos dimos aquel trágico día de febrero en el que tuve que aceptar que ya no te vería frente a mí sonriendo.
   Cruz, pero como todo lo que es real, regresaste a mí convertido en este maravilloso hombre de veintitantos que ahora me mira con el suficiente amor y cariño como para hacerme olvidar tantas cosas que quiero dejar atrás, dándome la libertad de escribir palabras como estas sin preguntar y sin juzgar, porque tú, Cruz, tú me conoces tanto que adivinaste de inmediato que sufría y viniste a mí para hacerme reír de nuevo, y ya no por la distancia que nos separó, sino por la irónica cercanía que esta vida tan loca nos deparó.
   Cruz, ahora que estás aquí de nuevo, tan solo quiero hablar de nosotros y de lo enamorada que me siento. Cruz, quiero hablarte de nuestros besos, esos que esperaron tantos años y madurez para poder hacerse realidad y que hoy me saben a tanta gloria que podría jurar que los años tan solo los hicieron más dulces. 
   Mi vecino lejano, ya no eres tan lejano, no se por cuánto tiempo, no sé por cuántos días, pero mientras te tenga cerca no quiero soltarte...
   ... y no lo haré, porque no solo nosotros crecimos, sino también el cariño.
   Cruz, te quiero muchísimo. 

Ya no puedo llamarte mi vecino lejano...
... ¿y a quién le importa?

No hay comentarios:

Publicar un comentario