viernes, 4 de marzo de 2011

Fueron.


Fueron cuatro las miradas, escasos los silencios y eternos los Te Amo.
Fueron tres caricias, seis peleas y dos veces acabamos con todo, pero una vez y otra volvimos a comenzar.
Fueron tus ojos y tu sonrisa, sobre todo tu cabello, pero más tu personalidad la que me enamoró y hoy siguen teniendo el mismo efecto.
Tienes que saber que, desde que me miraste, una extraña y nueva sensación acudió a mi cuerpo; fue la manera desinteresada, pero intensa de tus sentimientos; fueron tus pocas palabras al volverse muchas frente a mí.
Fueron diez sonrisas buenas razones y un beso suficiente. Fueron el tiempo y el lugar; conocernos fue... conocernos fue... maravilloso.
Fue tenerte entre mis brazos y tus gestos imperfectos. El mohín y la risa reprimida a las seis de la tarde. Fueron la adrenalina de tenerte y el llanto desgarrador por perderte.
Fueron cuatro improvisaciones, tres frases lanzadas al viento y todo eso suma un inmenso amor.

Este poema va dirigido a esas razones
por las cuales el amor crece dentro de nosotros
y decide hospedarse de manera indefinida.

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