sábado, 7 de abril de 2012

De nuevo.

    De nuevo me veo hundida en ti, recordando cómo me hacían sentir tus besos y tus caricias... tan diferentes a como él me hace sentir. Estoy de nuevo aquí, robándole minutos al tiempo para soñar despierta contigo, para salirme de control por unos segundos y dedicarte mi locura, la que te gustaba y te divertía, y a él sólo le parece inmadurez.
    De nuevo he vuelto a caer en cuenta de que ya no volverás, de que tan sólo me quedó el vacío con tu despedida; que, en cuanto tus huellas fueron marcándose sobre el piso de mi sala, jamás iban a ser desdibujadas o suplantadas por unas que marcaran un camino de regreso...
    ... y me hallo aquí extrañándote, tomándome un café, sentada en mi jardín, sonriendo en soledad, bajo la luz plateada de la luna. "¿Sonriendo?", te preguntarás, sí, sonrío al recordarte, al recordarnos, tan sagacez, tan intrépidos, tan a la defensiva, como un par de rivales, como un par de niños juguetones, como los mejores amigos.
    De nuevo ya no sé qué hago con él, y, aunque me lo pregunto millones de veces al día, aún no hallo respuesta y de nuevo prefiero pensar en cualquier otra cosa.
    El problema es que cualquier otra cosa, siempre, siempre, siempre resultas ser tú.

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