viernes, 9 de julio de 2010

Tu pasado, mi presente.

Y me recuerdas el pasado, con esa mirada nostálgica, en cada movimiento tuyo vas dejando las ganas, poco a poco te desvives por el tiempo, añorando lo vivido, irrespetando al presente, doblegando tu propio reloj, con tu barrera indestuctible de recuerdos; enlistando momentos, atesorando escenas, imaginando fantasías propias de aquellos años, en esas horas de la tarde en que el mundo era sano y cuando mirabas, querías hacerlo todo el día, y cuando respirabas, deseabas no perder oxígeno en tu camino. Cuando caminabas, las calles se amoldaban a tus pasos, contando historias de otro pasado, conociendo tu camino sin conocerte, persiguiendo tu ruta al crear caminos; entre pasos de baile, el ruido de los patines, en la aspiración de las botas de colores, sucias y divertidas, riendo con tus amigos, que ahora también añoran aquellos tiempos, cantando con tus amigas las baladas en ingles que recién salían, idolatrando la competencia entre artistas con tu hermana y rebotando disonantes sobre sus pálidas camas rosadas, jugueteando con casets y dejando de un lado tus antiguas muñecas de trapo, mientras comes con tanta excitación un chocolate, a escondidas del resto, queriéndolo disfrutar sólo tú y eso no te hacía sentir culpable, era tu pasado, disfrutabas correr, saltar, cantar, imaginar, crear, escribir, calcular... amar, gritar. Añorabas ser la mujer que eres ahora.
Dedico este poema a mi mejor mujer, mi mejor consejera, mi mejor amiga y mi mejor ejemplo a seguir: Mi mamá. Te adoro.

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