domingo, 19 de junio de 2011

El eco de un dolor.

Y de nuevo estoy aquí, dejándome intimidar, siendo débil de corazón. Y de nuevo mi sangre fría, es la misma historia que siempre se repite, es la falla de una persona que no sabe fallar, y ahí estoy yo: Una sombra, una presencia, soy real, pero nadie lo quiere aceptar. Y de nuevo me siento atrapada, y mi celda está hecha con cartón, no tengo fuerzas para huír, ¿o es que... no quiero huír? Y de nuevo las preguntas, me domina el dolor, digo frases entre susurros y mis susurros son como silencios, hago cosas a escondidas y mi escondite parece invisible, y ahí estoy yo: Mi cuerpo pide espacio, mi alma pide aliento, quiero escapar, pero nadie me escucha y empiezo a llorar, y mis lágrimas son las de una niña cuando no puede salir a jugar, y mi dolor es el de un anciano cuando ya la vida se le acabará... Y de nuevo lanzó mi opinión al mar, a su profundidad, donde, de una vez por todas, nadie las pueda escuchar. Y seré eco de ellas, seré una vez más error, y de nuevo luciré feliz, aunque mi tristeza nunca quedará en el olvido, aunque el olvido no terminará allí: En ese mar, en esa profundidad.

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