domingo, 4 de septiembre de 2011

La fórmula para amarte y odiarte.

     A ti siempre te recordaré como el "chico malo", el compañero de aula mala conducta, el que no merecía mi confianza, el irrespetuoso, el volátil, el rebelde sin causa... Si llegas a leer esto, quizá sepas que es contigo y entiendas que yo también lo sentí, hablo de esa química extraña entre los dos, ese odio apasionado que sentíamos el uno por el otro y que a la vez se convertía en atracción, puro gusto por lo prohibido, pura insensatez de adolescentes, puro juego de niños, nada más, al menos para mí.
     No debería estar haciendo esto, pero es que siempre quise decírtelo y nunca fui capaz. Pero me aborrecías, y lo más seguro es que yo a ti también, pero ¿para qué negárnoslo? Había química; y si no era química, no sé qué era, ¿algún tipo de ciencia que convirtiera en atracción el odio?
     Deseo tanto que leas esto y que luego me envíes un mensaje preguntándome si el escrito trataba sobre ti, es que deseo tanto decirte que sí y no sé si es que se debe a que son las cuatro de la madrugada y me siento valiente, pero juro que no lo negaría, te diría que sí, ¿y qué pasaría luego? Creo que nada, tú con tu novia y yo con mis libros. 
     Quizá me atreví a escribirte porque, y esto es lo más posible, tal vez nunca vuelva a verte de nuevo... pero qué recuerdos me dejas y qué ganas de golpearte y besarte me dejó la escuela, qué ganas.

¡Ay, la escuela!

1 comentario:

  1. JAJAJAAJA..... Me quitaste la frase para comentarte: ¡Ay, la escuela! BUENISIMO.!!!
    Cuanto extraño ser un liceista.

    Maravilloso, Colega.

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