domingo, 11 de septiembre de 2011

Nuevos comienzos.

Confieso que había perdido esperanza, pero entonces todo ocurrió muy rápido. Nos conocimos. No fue apropósito, no tuve nada que ver y estoy segura de que tú tampoco, fue tan natural, tan sencillo e indiferente, conocerte sonaba extraño, pues, de no haberlo pensado, siquiera me habría dado cuenta; pero llegaste en el momento justo, llegaste cuando creía imposible poder volver a sentir cariño hacia un hombre, llegaste cuando mi pasado ya estaba casi disuelto, cuando mis lágrimas se detuvieron y la nostalgia por lo dicho me resultaba una extranjera, quizá hace un largo tiempo ya estabas en mi destino, no lo sé, pero llegaste cuando te necesitaba, cuando era injusta conmigo y por tonta creía que ningún otro hombre me amaría, llegaste para dar luz y esperanza a mi corazón, sí... al órgano más ignorado de mi cuerpo.
Tú fuiste el primero que me dijo que "No", y yo estaba tan acostumbrada a ser complacida, luego supiste esperar a que estuviera lista para hablar y me escuchaste atentamente, te conté mi historia, mi vida, mis anécdotas de niña, mis sueños a futuro, mis hobbies, mis cosas, en fin; y tú sonreías con cada palabra, lucías admirado, y por un segundo dejé de ser egoísta conmigo misma y le pedí al cielo que nos mantuviera unidos, de una manera u otra, que no nos separara y tuviera piedad de un amor que apenas iba floreciendo. Fue la primera vez que pedí algo así. Tú también me contaste de ti; pero el tiempo se acababa y, para mi desdicha y quizá también para la tuya, debía volver al mundo real.... al mundoq ue antes era tan imperfectop y aburrido, a ese cruel lugar sin razones ni motivos, sin emociones y romance puro, sin hombres como tú, que se conocen sin ser planeado y se quieren sin ningún trabajo...

... Carta para un nuevo comienzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario