viernes, 9 de septiembre de 2011

Polvo.

     Entonces, ¿cuándo volverán a tener sentido las cosas? ¿cuándo se acabará el dolor? ¿cuándo cumplirás tus promesas?
     Fui más de una vez polvo, por tu culpa, nada sin que te enteraras, pequé por amor, por obsesión, por costumbre, yo qué sé... pero lograste volverme loca, sin mirarme, sin percatarte de mi existencia, sin dejarte conocer, me envolviste como una sábana, la más suave y extraña, la que cubría mis dolencias y calmaba mis temores, sin darse por enterado. Tenías esa mirada sutil bien ligada al color gris de tus mañanas, a las faldas rosadas de mi colección, a la soleada mañana de nuestra ralación. Fui tantas veces polvo, por ti, y tu fuiste inmenso sin mí, fuiste un reflejo feliz de mis libros, pero tú tenías algo que esas páginas no: Tú sí eras real. Gracias a ti viví mi gran historia de amor, pero fui hecha arena para que caminaras sobre mí, me asimilé al personaje principal de esas historias, pero tú eras parecido, con las miradas que te hacían ceniza, con los roces que me deshacían, con las frases que muy bien te describían, pero yo fui polvo una y otra vez, por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario