viernes, 9 de marzo de 2012

Motivo de esperanza.

    Aún guardo una esperanza.
   Y es que... ¿el abismo no se mantiene esperanzado con alguna vez recibir la visita de un silencio foráneo?
   ¿Y el cielo con ver un ángel entre las nubes sesgadas e impacientes, que su imagen se filtre entre la neblinosa y la espesura de su celeste?
   Aquella esperanza de verte no se deprime y aunque a veces se vale de zozobras, malestares y rabias, no se acaba, no sucumbe, no se arriesga con apuestas que pongan en juego su estadía en mi corazón. Es lista, es inteligente, no se deja engañar, y sabe... sabe que su presencia es la valencia de mí misma, de mi sangre, de cada átomo de mi materia.
   Mi esperanza, mi luz, mi vida, el entender que, aunque no te vea, volveré a saber de ti.
   Carta para mi inacabable esperanza.

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