¿A quién se le pide permiso para enamorarse?, preguntó mi profesor de Orientación.
... y yo no podía dejar de pensar en eso... ¡es verdad! ¡¿a quién demonios le pedimos permiso para enamorarnos?!
¡A NADIE! ¡A NADIE, PROFESOR!
Casi pude oír su voz en mi cabeza: "Veinte puntos, alumna, veinte puntos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario