jueves, 3 de mayo de 2012

Formulando hipótesis...

   

    Todo pudo haber empezado por un abrazo que te arrebaté, creo que mientras tus brazos me rodeaban, tu pecho arrancó del mío mi propio corazón. Para serte sincera, ni sentí la diferencia... hoy creo que se debe a que te lo entregué llena de felicidad, como por accidente, uno que me llevaría a llorar y reír, a amar y extrañar, a desear frenéticamente.
    El punto es que mi corazón aún no ha regresado conmigo, se quedó allá, contigo, ¡y tú ni enterado! ¿No le pesará aunque sea un poquito más el cuerpo? ¿O es que mi amor no es tan grande para aspirar ser una carga?
    Quizá esa teoría no sea correcta...
    ¿Y si fue aquella vez que me tocaste la cintura? Recuerdo haber sentido una corriente eléctrica subir por mi abdomen, desde donde comenzaba tu contacto, hasta mi desorientada cabeza, con sus cabellos erizados y la sonrisa de tontería. ¿Fue allí? ¿Esa electricidad fue mi amor convertido en corriente, en sensación incómoda? ¿ese sentir fue mi amor bajando de mi pecho y tomando el camino de sus manos para entrar con mayor facilidad a la lejanía de la conciencia de ese hombre? Pero él no sintió nada, no volteó a verme, siquiera pensó en lo que hacía.
    Quizá esa teoría no sea correcta...
    Pudo tratarse también de su mano sobando la mía al ritmo de una canción de Alejandro Sanz, una caricia furtiva, clandestina como mis propios sentimientos, una caricia que nadie percibió, siquiera yo que era la superficie para la yema de sus dedos, siquiera yo que era el sujeto, siquiera yo me percaté, sino después de meditarlo, de extrañarte cuando a penas te tenía a escasos milímetros de mi cuerpo. Pero tú no lo volviste a hacer en toda la noche, y yo de nuevo me quedaba con ganas de ti, de una caricia, de esos besos que nos prometemos y aún no nos damos.
    Quizá esa teoría no sea correcta...
    Puede tratarse de esas palabras escondidas que susurraste en mi oído aquella embriagante noche: "Estás muy bonita", quizá a partir de allí mi corazón se tornó oído y sensación, quizá mi corazón creó un séptimo sentido, el que lleva tu nombre y reacciona ante ti. "Estás muy bonita", ¿qué podía decirte? Sonreír estuvo bien aquella noche; mi corazón exaltado no podía ofrecer otra respuesta, simultánea, improvisada, al natural, jamás prefabricada; tan sólo una sonrisa torpe de agradecimiento y despojo, una sonrisa que, en su inexperiencia, desalojaba toda prohibición, toda alarma de emergencia, toda aquella cosa aparte de ese: "Estás muy bonita", mi inexperiencia olvidó lágrimas y lecciones del pasado. "Gracias", pude haberle dicho, pero ese hombre, amor y desamor, ese día se llamaba amor y por ello el ambiente me envolvía, me embobaba, me nublaba la vista, y todo aquello, todo aquello aparte de él, era piedra sin forma, un par de mesas y sus sillas, una puerta cerrada, eran luz, cero misterio. Pero él no parece recordar eso, y hoy me dejó esperando junto al teléfono, hoy como ayer, hoy como anteayer, hoy como hace unas semanas atrás, hoy él volvió a olvidarse de mí; por esa razón me encuentro formulando hipótesis, vacías especulaciones, imperfectas metáforas, comparaciones. Ciega, sorda y muda como hoy me siento, creo que no llegaré a nada, pero...
    ... Quizá esa teoría esté errada.

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