domingo, 21 de octubre de 2012

Palabras inconclusas.

    Tú dices: "La niña tiene cara de libro" y el filósofo viene y dice algo todo compuesto, súper profundo, como para dejarte pensando: "La vida es vida cuando tú decidas cómo vivir eso que tantos llaman vida"; y resuena en la radio la misma canción de las cuatro. Mientras él pregunta: "¿Qué hora es?" y ella insulta, cito, al: -malnacido sol de miermana-, en eso Benedetti me habla de "pretextos", y en la línea telefónica alguien dice que mi saldo es insuficiente; y regreso a la realidad sin ti, enciendo el televisor (quizá pueda perderte allí), sintonizo el canal de las noticias, tomo de mi taza de café, el del noticiero anuncia terremoto en China, maremoto en Japón, incendio forestal en un bosque de Seattle, protesta contra el abuso animal y en Europa sigue la crisis económica. Resuena la puerta, mi vecina suplica por azúcar, voy, le doy el azúcar y desde el sillón mi gato maúlla, como quejándose del sueño; la puerta se abre y el chillido resuena en mi cabeza, entra mi madre y me lanza uno de esos regaños en antesala al castigo, lástima que ella no sabe que sólo una cosa puede arrebatarme para lograr lastimarme así tipo profundo (como diría el filósofo), lástima que esa cosa no le pertenece, lástima que esa cosa es una persona. Mamá se va, camino a la ventana y al fin tengo un segundo de tranquilidad, ignorando el sonido de la ciudad, me doy cuenta que no he dejado de pensar en que "la niña tiene cara de libro".

Este va dedicado a mi querido colega, José Alfredo.
¡¡Feliz cumpleaños!!

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