lunes, 29 de octubre de 2012

Un boleto con rumbo a su galaxia.

   
   Y así de poquito en poquito, él va creando un mundo, dos mundos, mil mundos; todos ellos a base de sueños y empeño. Desde la realidad que tanto odia, yo lo observo jugar con el reloj: retrocede un minuto, adelanta un par, detiene el tiempo; y es allí cuando su íntimo juego es compartido conmigo en secreto... pero...
   ... Shhh, no le digan que lo observo, quizá cierre la ventana. Quizá me deje fuera, desde donde no observo su castillo formarse con cautela, y los caballeros y las damiselas, con sus tronos de plástico y sus carros rojos. No le cuenten, no le digan, quizá decida ser aún más lejano, mudarse a otro planeta, desde donde mamá no pueda observar en silencio cómo él va formando un camino al bosque y de regreso a la montaña de los soldados verdes. Poquito a poquito. Con cuidado, mi niño. Con cautela, desde tu puerta...
   ... pero Shhh, no le cuenten, no le digan que su mundo no es tan secreto, que mamá compró boletos a su galaxia.

De una madre para su hijo:
Ese pequeño "creador de mundos",
ese inocente artista plástico,
ese inmutable arquitecto.

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