martes, 27 de septiembre de 2016

Basta con culpar a quien dijo 'adiós' primero.

   Resultado de imagen para reloj de arena

   Hay cosas de las que no se debe hablar. Por ejemplo, estas ganas de hablarte o esa necesidad de saber que aquella conexión psíquica que nos unía antes de mi subversión, sigue intacta... a veces pienso que es ingenuo creer que nada ha cambiado y me atormenta la posibilidad de que, el día que decida volver a ti, ya no nos unirá ni separará nada, y entonces nos sorprenda lo fácil que será perderse en la vida del otro, no por decisión consensuada, sino porque ya no nos vemos reflejados en cada uno, y que irónico será ver todo eso pasar sin resistirnos o sentir dolor ni nostalgia al respecto, sino solo una silenciosa resignación a continuar nuestras vidas de la manera en que estamos destinados a hacerlo, aceptando que, a final de cuentas, logramos encontrarle sentido a cada cosa sin tener que escuchar nuestros nombres o recordar nuestros momentos juntos.
   Pienso que, si seguimos así como yo decidí que estuviéramos, tan separados en el tiempo y la distancia, finalmente será sencillo pronunciar tu nombre, sin que exista en el trasfondo de esa simple acción la más pesada carga de deseos y palabras reprimidas. Pienso que llegará el día en que finalmente recordaré esta pesada época que atravieso y sonreiré, porque entonces habré aceptado que no tenerte me hizo una mujer más fuerte, porque el dolor fortalece a las personas y las hace mejores, ¿sabías eso? Pienso que sí lo sabes, porque llegué a conocerte bien y nos parecemos en cosas que es difícil identificar si no prestas atención, pero que son tantas que cuesta creer que nos hayamos relacionado tan bien en las cosas de la vida. 
   Tú me lo dijiste una vez, me dijiste que nos parecíamos mucho y hoy creo que es cierto, de verdad lo creo... y pienso que eso nos unió más de lo acordado por el destino, y, a pesar de todo, estoy feliz de ello, porque cada vez que se quiere: se aprende a querer de nuevo, y contigo, que tuve que aprender a querer con más privaciones que las impuestas por mi ya de por sí cerrado corazón, puedo decir que te quise, con muchísimos errores, pero con sinceridad y sin arrepentimientos, y eso es a veces lo único que importa: querer con la verdad... 
   ... Pienso también que toda esa experiencia que nos unió durante tanto tiempo y silencio, aunque ahora luce como pura y auténtica tristeza, un día -solo Dios sabe cuál de tantos- tendré que reconocer que me hizo mejor. Mejor en aspectos que quizá ahora no pueda nombrar, pero que, cuando vuelva a querer a alguien más, estoy segura que me permitirán quererlo un poquito mejor.

y quizás te agradezca por ello en el futuro, pero ahora... 
ahora solo te extraño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario