lunes, 7 de junio de 2010

Sin complejos.



Se siente liviano, sin certeza, sin caminos ni direcciones, como cuando no sabes dónde estás o a dónde irás. Puedes estar desamparado, pero jamás atemorizado; vives de oportunidades, caminas descalzo, tiendes a preguntar la fecha más de una vez y aunque no sabes a dónde ir, sabes qué es lo que quieres y eso es mejor; es rebeldía, es no tener obligaciones, es poder dormir en el jardín de un desconocido y salir corriendo a la mañana siguiente con la policía pisándote los talones, es contar una y otra vez el dinero en tus bolsillos, y hasta las pocas monedas, y aún y cuando encuentras muy poco, eres feliz por mucho. Cada nuevo sol es una aventura, cada nueva luna es incertidumbre, pero aún así se es feliz, libre y despreocupado.
Cuando empieces a tomar el final del día como la despedida del sol y el comienzo de la noche como la bienvenida de la luna, y entonces no hay un reloj en tu muñeca izquierda, considérate libre, foráneo y aventurero. Un ser sin complejos.

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