domingo, 22 de mayo de 2011

El capricho de jamás perderte.

Esa noche había despertado en silencio, no es como si me hubiera quedado dormida y la mañana se me confundió con la noche y la noche con la madrugada... eso es basura. Yo no sé qué es dormir ocho horas, levantarse a las seis de la mañana y aparentar que no hay un maldito dolor de espalda. Lo cierto es que lo había planeado bien, te había hecho las preguntas importantes antes de esta noche: ¿Liso u ondulado? ¿Rojo o rosado? ¿Negro o plateado? y tú respondiste como lo harían todos los hombres: "Liso, rojo y negro". La verdad es que no tenía el atuendo plateado, pero sabía que dirías negro sin dudar. El silencio era música para mis oídos y la esencia fiel de la canela desde mi cocina hacía un equilibrio perfecto. Me las arreglé bien... El cabello liso y suelto, los labios rojos carmesí y el vestido negro cubriendo mi delgada silueta.
"He sido una cobarde todo este tiempo... y lo cierto es que, si no eres sensual o al menos aparentas ser sexy, un hombre no quiere nada contigo", me dije, viéndome en el espejo, colmando mi cuello de perfume y fragancias que nunca había olido en mi vida. Tenía este escote en la espalda y esa cosa que no sé cómo la llaman cubriéndome el cuello. Antes de colocarme los infernales tacones, dudé... pero debía hacerlo, esta era mi nueva yo. Si no quería perderte, esta desconocida debía salir de vez en cuando y someter tus deseos.
El timbre sonó, casi caí al suelo sobre estos doce centímetros de nueva altura, casi me pesaban los ojos con el nuevo maquillaje. Yo era todo lo contrario a lo que me había convertido esta noche, normalmente usaba el cabello ondulado, los labios transparentes y la ropa de colores vivos.
La luz estaba apagada, en el fondo sonaba alguna clase de música clásica con saxofón y piano incluídos... yo lo que escuchaba era Shakira y alguna que otra canción vieja de Soda Stereo.
Abrí la puerta lentamente, me habían dicho que mientras más lento... más sensual y tú lo primero que dijiste fue: "¡Vamos, amor! Hace un frío del demonio afuera... abre rápido". Primero me sorprendí, pero luego me apuré. Entraste rápidamente a la diminuta sala, sin siquiera verme, te quitaste el abrigo y soltaste una pregunta inocente: "¿Por qué tan oscuro aquí?"...
... "La oscuridad le proporcionará misterio a su encuentro", me había dicho la idiota de mi amiga. Nada estaba saliendo como lo había planeado.

- Acabo de despertarme- me excusé, pero era algo de imbéciles, pues parecía un festival de carnaval... todo planificado y montado.

- Voy al baño- y te fuiste sin siquiera mirarme.

Me quedé tiesa en mi lugar. "Llama su atención", me recomendó una prima, pero... ¿cómo?
Cuando regresaste, estaba recostada en el sofá con una pose tan falsa como incómoda y tú me pasaste por un lado, fuiste a la cocina y regresaste con un vaso de agua en las manos. Al ser insoportable mi dolor, reacomodé mi posición y me senté a tu lado en el suelo, frente al balcón, pero ni aún así pareciste notar mi presencia... Derrotada, cabizbaja, hecha pedazos, me dirigí a ti:

- ¿Por qué me ignoras?

- Disculpe, no la conozco... Tengo novia y esto es lo que hacemos los hombres enamorados: No miramos a mujeres desconocidas... y mucho menos si no son nuestro estilo.




"Al demonio mi prima y mi amiga..."

4 comentarios:

  1. Eso es muy cierto, siempre hay que ser uno mismo, te tienen que querer como eres, y pues si, la mayoria de las mujeres tienen que hacer ese tipo de cosas para que le presten atencion. Me gusto mucho alana :) hay que ser nosotros mismos, que ya llegara alguien que te acepte asi como te gusta ser.

    ResponderEliminar
  2. Eso mismo es, Solsita, jajaja...
    Aunque nosotras mismas a veces somos las que cometemos el error de querer cambiar teniendo ya alguien que nos quiere como en realidad somos.

    Saludos, gracias por comentar.

    ResponderEliminar
  3. Si,cierto! nos dejamos llevar por lo que dicen los demas.

    ResponderEliminar
  4. -Cada vez sus letras se ponen mejores, querida colega. Me encantó la imagen de los labios rojos carmesí.¡Genial! Y esa narrativa persuasiva y ruda le dio mas realidad a la historia. "Al demonio las caretas y los escudos.

    -Saludos, Querida Colega.

    ResponderEliminar