domingo, 6 de noviembre de 2011

Amor inexperto.

    

     No soy una persona popular, pero al menos sé que eso no tiene importancia, siempre y cuando tú sepas quién soy. Tampoco hay algo que me haga resaltar entre la muchedumbre, pero la vida me enseñó que sólo debo preocuparme porque tú no toques el hombro de otra mujer por equivocación. Sé que no soy muy inteligente, sé leer y escribir bien, además me gusta hacerlo, pero no sé nada de matemática ni historia, eso se debe a que a veces soy un poco vaga y dormilona; de vez en cuando me doy cuenta de que quizá me interese mucho lo que los demás piensan, ¿pero no está eso mal? Dímelo tú, que no te ves afectado, tienes una máscara invisible... pero ni eso puede ocultarte por completo, a veces veo esas miradas tuyas que vienen dirigidas a mí y que, al final, se deciden por otra dirección por pura timidez.
     Qué frustrada me haces sentir. En el pasado he rechazado a algunos hombres, eso no me hacía sentir bien, pero al menos sabía que hacía lo correcto, pensaba en que, sin dudas, el indicado llegaría... y llegó.

     Quizá esté equivocada.
¿Seguiría siendo el indicado aún y cuando éste hace todo lo posible por evitarme?
Han pasado cuatro años desde que te conocí y aún me siento en el mismo lugar, seguimos tan lejanos como lo están la luna y el sol, sólo que más enamorados. Qué absurda historia de amor, si pudiera hacerte llegar este escrito, entonces vería qué podría pasar, pero al tratarse de ti y de mí, quizá Nada sería la respuesta. A veces creo que me temes, que no confías en mí, que me ignoras porque de verdad que no me soportas o porque quizá sólo se te hace más fácil... pero la tonta enamorada dentro de mí se niega, la tonta enamorada suplica afecto, la tonta enamorada espera en silencio.

      Ya lo sé, tengo mal carácter, pero ¿eso debería importarnos? A mí no me molesta tu timidez...
... ¿a quién engaño? Es una tortura diaria, algo que no quiero recordar, algo que cada mañana en medio del desayuno me quita el hambre... y yo sólo te veo pasar, encerrada en mi orgullo y en mi miedo. ¿Y qué he hecho al respecto?
     Sé que no te he demostrado cuánto me importas... pero, ya que hablamos de eso... tú tampoco lo has hecho y la verdad es que empiezo a creer que ya no te importo para nada.

Carta para mi "hombre indicado".

Este escrito va dedicado a ese par de tontos enamorados,
inexpertos y tímidos que aún no confían lo suficiente en el criterio de su corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario