lunes, 28 de enero de 2013

Hoy lo sé.


   Yo no me fui, tú me dejaste ir. Hoy lo sé.
   Hoy que no estás, que no queda siquiera la esperanza de ser un recuerdo, hoy que los ánimos mueren lentamente, hoy, tan sólo hoy, apenas hoy he caído en cuenta: Ya no estás. 
   Lo sé porque llevo algunos días sin decepcionarme de ti, sin esperar promesas por cumplir, sin saber cómo estás, a pesar de que tu respuesta solía ser la misma... aunque nosotros nos moríamos lentamente, aunque se acababa la emoción primera... ¿acaso no te dabas cuenta? ¿acaso no era evidente que me alejabas, que me perdías, que me conducías al adiós definitivo?
   A fin de cuentas, lo nuestro no fue tan bueno como para merecer una despedida formal. Hoy lo sé.
   Quisiera que tú también lo supieras, pues, después de todo, no fue mi inexpresividad la que nos destruyó, fuiste tú, mi vida, fue tu maldita indiferencia, fue eso que de tantas veces esperarte, me cansé y terminé peleándote un pestañeo, cuando detrás de todo aquello iba una carga de meses angustiosos y deseos imperiosos; cuando, detrás de los reclamos aparentemente pueriles, iban noches en vela a causa tuya, lágrimas secretas, la cruda y cruel realidad de aceptar que me había enamorado de un grandísimo idiota...
   ... aunque igual ya no importa, tan sólo quiero que sepas que yo no me fui, sino que tú me dejaste ir, me abandonaste, me dejaste en medio de la nada. Hoy lo sé.
   Hoy lo sé todo porque te veo desde afuera, te miro con otros ojos, no con esos ojos ciegos del amor. Hoy no. Hoy te miro distinto y percibo tus tantos errores, tu desinterés, tu poca diligencia. Hoy lo sé, amor. 
   Si las cosas hubieran sido diferentes, tú no me hubieras dejado ir... Hoy lo sé.


Te invito hoy a cerrar un ciclo,
nuestro doloroso ciclo.
Hoy, te invito a asumir tus cargas...

Si yo me fui, fue porque tú me dejaste ir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario