domingo, 20 de enero de 2013

Tu excepción.

  
   ¡Ya! Estoy lista.
   Me puse el vestido fucsia -como me pediste-, me dejé los lentes para leer y en la cartera llevo un libro, para golpearte si tratas de propasarte conmigo.
   Espero no te retrases esta noche, me vendría bien una cena sin reproches. Intenta, aunque duela, olvidar tus problemas, toma mi mano, juguetea ese juego tonto de los hombres con los brazos y el espaldar de la silla, invéntate una de esas historias fantásticas para capturar mi atención, miénteme, para que cuando llegue la noche le diga a mi almohada: "¡Ese perro me engañó de una forma tan despiadada!", y que avance la velada, que sea palpable tu deseo por aproximarte al beso, y tu decepción al ser alejado. Déjame, entre tanto, asomarme por la ventana de tus oídos y susurrarle a mis vecinos: "Quiero ser tu excepción".
   Sí, quiero ser tu excepción, que digas cosas como: "¡Jamás me perdería ese partido de fútbol!, bueno... sólo con una condición", pues: yo quiero ser esa condición.
    ¿Ya vas entendiendo?, pues, esta noche no es sólo para que te luzcas pagando la cena, y además pidas un par de postres y le dejes una buena propina al mesero: No. Esta noche no es exclusivamente para que me demuestres qué clases de miradas lanzas al viento cuando una mujer te gusta, o, mucho menos, es para que me robes un beso: No. Esta noche es mía, no te pertenece en lo absoluto.
   Esta noche es para empezar mi propio juego de seducción, para mostrarte el camino en el cual irás obsesionándote conmigo sin siquiera percatarte; esta noche es, en conclusión, una especie de ceremonia preparativa... ¿ya vas captando?, esta noche preparo a tu cerebro, a tu cuerpo, a tus brazos, a la silla, a tus zapatos, a tus pupilas, hoy te preparo a ti y todo lo que tocas, para que, de alguna manera, yo sea la excepción a todo eso y, más aún, la razón de todo lo que se te ocurra.
   Para eso, mi querido casanova, es esta noche.
   ... lo del vestido fucsia y los lentes para leer, no es más que una forma de mantenerte atento, una mera formalidad... que, por cierto, contigo funciona muy bien.

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