domingo, 13 de octubre de 2013

Al compás del corazón.

   

   Cada vez que tú me dices que me quieres: tiemblo. Cada vez que me iluminas con tus besos: sueño. Y he llegado a imaginarme en una ola la forma de tu cuerpo y de allí me nacen bellas formas para encontrarte a cada momento. Tiemblo, de imaginarme en la orilla de tu mirada, esa esencia tuya, infinita, me abruma y va creando en la planta de mis pies los mil caminos que me sirven para irte a ver; y en ese trayecto me han guiado las nubes con formas de corazones, latiendo a mil por hora, a cualquier hora, y ya que lo pienso, eres bruma y eres tiempo. Cada vez que tú me dices que me esperas: siento, como si el tiempo detuviera sus instantes y me robara el aliento. Y cada vez que tú me dices que me quieres, la luna se te esconde en las sienes y reúnes las monedas del pasaje y así le pagas al aire para que en una brisa suya nos lleve, y amarnos todo lo que nos sobre y nos quede, amarrados al Olimpo de los besos, desayunando abrazos y caramelos, para que en las noches aún me sepas a merengue y Marshmallowscon tu disposición a enamorarte me enamores y me lleves. Cada vez que tú me dices que me quieres: tiemblo, y creo que nada nos sale mejor, que arrinconarnos en las esquinas de los dos, calladitos, donde no pegue el sol... donde temblamos al compás del corazón.

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