jueves, 31 de octubre de 2013

Seguro ya debes saberlo...

   Sigo pensando que te extrañaré aún después de habernos despedido tanto. Aún después de haberte dado aquel abrazo que cortó nuestras circulaciones e hizo estallar la realidad de tu ida... sí, yo te extrañaré hasta el cansancio y, cansada, te extrañaré de nuevo.
   Debes saber que ya no tengo a quién llamar para recorrer la ciudad o qué casa visitar aparte de la tuya. No hay compañía que se compare con la tuya y esa sencillez que se te desborda de la sonrisa difícilmente la encuentre en otro rostro. De repente me he sentido un poco perdida, te extraño en la universidad, aquí, allá, donde esté. 
   El Universo ha empezado a jugar conmigo el juego de la nostalgia y ahora te encuentro, de una forma u otra, en cada superficie, sobre cada montón de cosas, en cualquier paisaje, bajo cada mesa... dime si esto no es extrañarte tanto, hermano, dime si no es grave mi situación y apenas llevas unos días lejos de acá. Dime si al regresar seguirán los mismos juegos, las mismas reuniones, el mismo ímpetu que caracteriza nuestra hermandad. 
   Ahora todo es más real. No estás cerca, ni siquiera te puedo ver.
   Aún así, aprendimos a ser hermanos entre dificultades, así que esperarte un año será tan trabajoso como valedero. 
   Feliz viaje, amigo. No vuelvas a menos de que hayas cumplido ya una de tus metas.

Una vez más, para ti, amigo, compañero, hermano: Carlos L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario