sábado, 12 de octubre de 2013

Malacostumbrada a ti.

   Creo que aún sigues ignorándome y está bien, los dos sabemos que nunca he demostrado que me afecte la indiferencia de los hombres como tú. Estoy acostumbrada a tu mal humor, a tus celos y a tus adivinanzas, y creo, cuando me miras, que en ti guardas un gran rencor, no hacia mí, sino hacia la vida misma, como si ella se te hubiera ido de las manos y a veces sólo pudieras retomarla optando por conversar un rato con la muchacha que sigues pensando que soy, pero que, para tu sorpresa y la mía, ya no sigo siendo más.
   Nuestro error, confieso, siempre fue querernos y odiarnos por igual, ¡y vaya que te quiero! ¡Y vaya que te odio también! Porque me haces explotar en el último momento e irme con la cabeza en alto, destilando orgullo, creyéndome imponente, fuerte, invencible, cuando la verdad es que no soy así, y tú lo sabes bien, pero me quieres tanto que me haces creer que de verdad puedo ser así... o quizás lo haces porque me odias.
   Ambos sabemos quién tiene la vida más complicada de los dos: Yo aún pienso en divertirme, tú ya tienes mil responsabilidades sobre tu espalda y me duele verte cuando tratas de esconder tus dudas y pretendes seguir siendo el mismo adolescente que aprendí a querer y odiar al mismo tiempo sentada en un mismo pupitre durante todo un año.
   Tú, que piensas que no te oigo cuando te recuerdas a ti mismo que eres un hombre comprometido. Tú, que crees que no me doy cuenta de que a veces me miras como si fuera inalcanzable. Tú, sí, tú, que me dejas siempre la única opción de interpretar lo que me dices. Tú, el hombre de los dos mil compromisos, el mismo que me pelea y le peleo, el de los halagos y los insultos, ese que viene, se queda un rato y se va enojado. Tú, sólo quiero que sepas que ya no me altero con tus juegos de nómada. Si te vas, te espero. Si llegas, te converso. Si juegas, te sigo el juego y cuando toque quererte, te quiero y cuando toque odiarte yo, simplemente, te odio.
... debe producirte placer que nos peleemos
o quizás aún guardas la esperanza de que eso me afecte de alguna forma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario