miércoles, 4 de agosto de 2010

Somos motivos.

Siempre hay un motivo para nuestras acciones, sólo queda descubrir qué tan correcto es. Como seres vivos, no trabajamos sin una motivación: Es como... reír, ¿por qué lo hacías? ¿qué te hizo reír? Más allá de la acción, está el hecho.
¿Qué sería un payaso sin sus chistes?
¿Un exámen sin sus objetivos?
¿El adolescente sin su rebeldía?
¿Una novela sin personajes principales, sin drama?
¿El trabajador sin su paga?
¿El motivo sin su circunstancia?
¿La película sin atraer audiencia?
¿El árbol para alimentar a la fauna?
¿Un cuerpo sin su corazón?
¿Un te amo sin esperar uno igual de la otra persona?
¿La seguridad para no avergonzarse?
¿La puerta para entrar?
Todo en esta vida tiene una razón para existir- reímos-. Es algo con sentido, ¿no? ¿Para qué estaría aquí si no pretendiera hacer de mí misma un motivo de ser, procurarme seguridad, salvar mi futuro...
... No soy tan estúpida como para no darme importancia. No darme un motivo, ¡Por favor!

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