miércoles, 4 de agosto de 2010

Un primer amor.

Saltaste a mi vista con sólo cruzar de la sala a la cocina y de la cocina al jardín trasero. Intenté disimular mi interés, así que poco a poco, con cuidado, midiendo casi milimétricamente mis pasos, me acerqué a la ventana posada con gravedad sobre la mesa en la cocina; silbé para parecer normal, no quería llamar la atención como lo hacía cuando era pequeña. NO DEBÍA PARECER SOSPECHOSA. No sé si a través de la transparencia del vidrio lucías más atractivo, o sólo era yo obsesionada. Tenías tu ropa perfecta: un traje formal, zapatos limpios y negros como un abismo. La piel te brillaba, tus ojos me bañaban sin siquiera darse cuenta que estaba allí, el cabello te lucía levemente desordenado, perfectamente hermoso; la sonrisa te cruzaba a penas como un roce la expresión, tu propia voz era mi favorita. Jamás me había enamorado así, ¡Estoy tan emocionada! Te amo, en serio, con sólo haberte visto hoy ya puedo asegurar amor eterno...
... Tu celular sonó de repente.
- ¿Aló?- dijiste a tu celular-. Sí- sonreíste-. Mi amor, qúedate tranquila, pronto llegaré a casa. ¿Y los niños?
¡¿Qué?! ¿Niños? ¿Mi amor? ¡¿Pronto llegaré a casa?!
... Lo sabía...
... Sabía que enamorarme a los doce años no era una buena idea.

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