martes, 12 de julio de 2011

Desahogo.

    
     Hoy las cosas no tienen sentido, recostada en mi cama, leyendo un libro de Coelho, escuchando música De Vita y pensando un poco de todo, que la vida no es fácil, porque una cantidad inimaginable de diferentes personas te rodea, que el amor es la mayoría de veces una basura y aún así seguimos insistiendo, que a veces digo malas palabras mentalmente y de vez en cuando le sonrío a alguien que no me simpatiza.
     Vaya... si no hiciera tanto frío ahora, buscaría entre mis cosas viejos recuerdos, y es que hay etapas en la vida: Está esa en la que todo era perfecto y eras un niño y la otra en que creciste y pudiste entender la verdad. Supongo que quejarme no es una buena solución, pero al menos me hace sentir mejor... ¿por qué te debería importar si vivo en una casa o en una camioneta o si soy novia de tal hombre o si me encuentro a escondidas con mi hermano perdido o si le di mi primer beso a tu amigo? ¡Qué basura tan grande! Y es que el único momento en que soy feliz, es estando en mi casa, con la gente que me ama y qué me importa lo demás, si el muchacho que me gusta es un imbécil, si un amigo en vez de pedir disculpas por incomodarme lo hace por bromear, ¿y mi familia? Si te cuento, no acabo nunca, ¿y el hecho de que no confío en ti? No te sientas ofendido, no es sólo contigo, ¿y el muchacho que me adora? Pues ok, no sé lidiar con tanta presión, ¿y los chismes? Ni les presto atención, ¿y si un hombre habla cosas feas de mí? Lo más seguro es que yo le guste, ¿y que mi amiga no es sincera? Eso lo dices tú, no yo, ¿y que me respetan? Esa no me la creo ni yo misma ¿y qué tal esa: "Nadie habla a mis espaldas"? Ni que fuera la Reina de España, y es que soy tan feliz alejada de algunos y otras veces soy tan hipócrita cerca de otros y aún así me gusta mi vida, necesariamente no tienen que gustarme también las personas que la conforman... digo: "que la conforman".

La adolescencia es una montaña rusa.

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