sábado, 3 de noviembre de 2012

Ojos verdes.

    

    Tú allá y yo aquí. 
   Debes saber que, mientras tanto, mi vida sigue igual, aunque confieso temer al día de vernos, ¿cuántas posibilidades hay de verte una vez y no extrañarte el resto del año? Tú ya sabes mi miedo, y ahora, dime tú, ¿cuál es el tuyo, ojos verdes?
   He decidido quedarme en tu vida, aunque la distancia ocasione leves molestias a mis cinco sentidos, y es que cuatro de ellos están negados de ti. No te veo. No te escucho. No te siento cerca. No percibo tu fragancia, ¿cómo es? ¿podrías tú describir tu olor? No digas que no. ¿Y si te lo pido hablando inglés británico o mientras te cuento mi día?
   Yo te digo: "Ojos verdes", y tú sueltas un suspiro, y en esa sensibilidad veo la distancia recortarse un poco, de pronto me doy cuenta que llegué a ti con una carga y ahora me siento más ligera, y las aves vuelan, y el sol que me alumbra, de repente entiendo que es el mismo que te alumbra a ti, ese mismo que proyecta tus ojos en mi pared, como una película casera, con un hip hop sonando de fondo. Así... lentamente, voy sintiendo que ya no estamos tan lejos, te siento más cerca de mí, ¿tú no?
    Tomemos esa distancia y desechémosla, que haces falta en la mañana, en la tarde y en la noche. Haces falta cuando llueve, cuando acampa, cuando de repente te busco y no te hallo y en mi temor apareces con un "Ale", con un "bella", y siento esos 450 Km disminuir. "Tú eres como un príncipe, ojos verdes", la distancia es sólo cuestión de tiempo.
    Con gusto te invito a conocer mis ojos castaños, los inocentes, los "cuchis", los que aún esperan encontrarte frente a ellos.

Para Daniel, de Ale.

(malnacida distancia, tu existencia me sofoca)

No hay comentarios:

Publicar un comentario