Debo decir que su sonrisa noqueó mi alma entera, mientras pedacito a pedacito yo iba recogiendo por quintogésima vez los restos de mi vida pasada.
A él la danza le favorecía los pies y el combate amoldaba su espalda, no había un ayer ni un mañana, para ese hombre todo era el hoy. Hoy vuelvo a noquearte el alma, te beso y juntos descubrimos qué viene después. Hoy nos escapamos. Hoy la luna y el sol en un par de horas. Hoy una montaña y la playa, un ángel y un demonio. Hoy amarillo, azul y rojo. Hoy el frío quema. Con él todo es posible hoy. Con él la noche y el día convergen. Con él las cuatro estaciones se entremezclan y las azucenas y las rosas, los tulipanes y girasoles, con él: Todos florecen. Con él hay llanto y alegría, miseria y riqueza. Ese hombre, con su sonrisa que noquea, lo puede todo.
Él lo hace todo posible y aquí su amada observa expectante. Ella observa con ansias a que llegue su momento...
... momento de que su amor, ante los ojos de ese hombre, se haga posible, tanto como si el cielo y el infierno intercambiaran saludos formales.
Esos hombres que parece que con su sonrisa ya tienen el mundo ganado...
... y un par de anhelantes pretendientes por allí.
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