viernes, 28 de junio de 2013

A punta de lunares.





Deberías saberlo,
mis lunares han tomado por costumbre esperarte.
Ellos siempre me preguntan por ti
y a mí me toca sonreír en silencio.

Cómo decirles 

que no sé de ti
que no oigo de ti
y ni siquiera me suenas familiar.

¿Cómo arruinar su eterna espera?
¿Cómo destruir sus ilusiones?
Hay muchos de ellos regados por todo mi cuerpo
y tal ejército me da miedo:

Tengo un lunar en la parte trasera de mi tobillo
y tres junto a la comisura derecha de mis labios.
Tengo lunares en mi pantorrilla (esos te ocasionan sonrisas)
y en mis antebrazos puedes hallarlos sin buscarlos.
También tengo uno en el centro de mi pecho, 
por donde baja cualquier escote
y un par más:
cada uno en un dedo anular.

Y todos ellos,

sin falta,
siguen esperando por ti.
¿cómo podría yo decirles que no lo hagan?

No hay comentarios:

Publicar un comentario