Deberías saberlo,
mis lunares han tomado por costumbre esperarte.
Ellos siempre me preguntan por ti
y a mí me toca sonreír en silencio.
Cómo decirles
que no sé de ti
que no oigo de ti
y ni siquiera me suenas familiar.
¿Cómo arruinar su eterna espera?
¿Cómo destruir sus ilusiones?
Hay muchos de ellos regados por todo mi cuerpo
y tal ejército me da miedo:
Tengo un lunar en la parte trasera de mi tobillo
y tres junto a la comisura derecha de mis labios.
Tengo lunares en mi pantorrilla (esos te ocasionan sonrisas)
y en mis antebrazos puedes hallarlos sin buscarlos.
También tengo uno en el centro de mi pecho,
por donde baja cualquier escote
y un par más:
cada uno en un dedo anular.
Y todos ellos,
sin falta,
siguen esperando por ti.
¿cómo podría yo decirles que no lo hagan?
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