sábado, 20 de agosto de 2016

El 'admirador secreto'.

   Apenas hacían unos cuantos días que junto a mi trabajo habían montado un puesto de empanadas: 'Increíble', pensé, algo fastidiada de eso. En fin, yo ya me había hecho 'amiga' de los dueños del sitio nuevo, así que el lunes uno de los muchachos que allí trabajaba me entregó una nota junto con un chocolate, mientras me decía: 'Te lo manda un admirador secreto', y yo: ¿Cómo es la cosa?. 'Un admirador secreto' me repitió él', dándose media vuelta para seguir con sus labores.
   Yo, algo dudosa pero sin la más mínima intención de rechazar el detalle, regresé a mi sitio de trabajo, me senté y leí la nota: 'Un pequeño detalle para una hermosa mujer', y más abajo el nombre del supuesto admirador secreto y su número de teléfono.
   Halagada como me sentía en ese momento, guardé la nota a un lado y empecé a comerme el detalle, con las más malvadas intenciones de no escribirle al muchacho, pero sí de comerme el chocolate, claro está. Sin embargo, un par de días después, recibí un mensaje con su firma al final: 'Hola, ¿se encuentra *inserte nombre aquí*?', y yo solo pude pensar: 'Pues, te dieron mi número, ¿no? ¡claro que me encuentro!'. Luego de eso, decidí no responder de inmediato, porque en esta época de mi vida he aprendido a dejarme de rodeos e ir por las cosas directamente, así que resolví hacerle una llamada más tarde para llegar al fondo de todo, y eso fue justamente lo que hice esa misma noche.
— Hola— le dije.
— ¿Eres...?
— Sí, la que recibió un chocolate hace un par de días.
— Ah— él rió un poco—, bueno, yo te lo envié, pero nunca me diste las gracias...
— Sí, es verdad— admití—, pero te llamo para darte las gracias, ¿nos hemos visto alguna vez?
— ¿No sabes quién soy?— preguntó, algo sorprendido.
— Pues no, ¿quién eres?
— El ingeniero, he ido muchas veces a buscar planos en el negocio...
— Ah, claro.
— Ya sabía yo que eras algo antiparabólica, pero no pensé que tanto.
— ¿Y cómo es que sabes eso?
— Porque siempre que iba al negocio te veía— aceptó sin vergüenza—. Eres antiparabólica y estás un poco loca. Me di cuenta de eso.
   Yo reí, pensando en ese momento en mis hermanas. Ellas de seguro dirían algo así como: ¡El tipo no puede estar más claro!
— ¿Quién te dio mi número?— le pregunté.
— Uno de los muchachos que trabaja contigo.
— ¿Cuál?
— Eso no importa.
— Quiero saber.
— ¿De verdad nunca te diste cuenta de que te miraba?
— No.
— Increíble. Una vez hasta fui con mi hermana y le dije que se bajara del carro para que conociera al amor de mi vida.
— ¿Y cuántas veces le has presentado a tu hermana el amor de tu vida?
   Él rió, sonaba como una persona llena de energía y con muchas cosas que decir.
— Algunas— admitió, algo avergonzado—. Sin embargo, no creo estar equivocado esta vez. Cuando te vi, me dije a mí mismo: esta es la que es.
— Gracias por el detalle— le dije de nuevo, sin saber qué responder con respecto a lo anterior.
— Sabes, estoy pensando en irme del país pronto, tengo ganas de hacer muchas cosas y sé que las podré hacer, pero en un lugar distinto. Sin embargo, antes de irme tenía que conocerte, entonces me atreví... ¿crees que es posible que salgamos un día? No hay nada que perder.
   Yo lo pensé un rato y finalmente me dije: Hazlo, no hay mejor momento que este para conocer nuevas personas.
— Puedo los fines de semana— le dije.
— Perfecto. Te llamaré para planear algo, ¿te parece?
— Chevere.
  Y así fue, el 'admirador secreto', en realidad no era tan secreto y tampoco tenía intenciones de serlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario