martes, 25 de mayo de 2010

Hombre misterioso.


Tu mirada me desnuda el alma, tu caminar hace bailotear mis pupilas, no hay espacio para pestañeos, un segundo vale perder la vida entera, sobre todo si de esa astucia tuya hablamos. En cada roce mareas, es como una fragancia que te enferma, haces de la droga inofensiva y de un idilio locura permanente. Aún te recuerdo, hombre misterioso, la noche te hacía más interesante, tus ojos eran pasión desmesurada en una simple mirada. Al sano juicio lo convertías en impulsos, como un iluso te regodeabas en el espejo.
Me diste motivos de más para guardar aquella rosa que me obsequiaste, pero ¿cómo pude ser tan tonta? Si para ti conocerme, fue una más de tus victorias. Aún así, te recuerdo, hombre misterioso, eras puro deseo, desbordante locura, enervante preciosura, cautivante mentira, ¿Cómo olvidarte? Si fuiste el primero que me enamoró una noche y al instante desapareció. Ahora sólo me queda aplaudirte: ¡Excelente truco! Ay que ver cómo me dejaste, que aún el corazón no late.

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