martes, 18 de mayo de 2010

Por dentro.



Todavía dentro de ti puedes mirar con esos mismos ojos inocentes que antes tanto te funcionaban, mientras distorsionabas el mundo a tu manera con sólo un poco de plastilina. Aún puedes llevar una merienda, sólo que esta vez a tu trabajo; de seguro deseas comerte al universo con las manos y luego decirle a todo el mundo cuán delicioso estaba. Sé que ya no formas un alboroto por los regalos que te dan, pero sigues creyendo que cuando niño las cosas eran más divertidas y coloridas, que de alguna manera aún deseas correr por toda la casa descalzo y poder, aunque sea una vez más, dormir sin haberte cepillado los dientes, gritar sin sentirte ridículo, saltar sin creerte inmaduro y jugar en el piso sin que te de pena. No sabías que eso que hacías al rogar y cruzar los brazos sobre tu pecho se llamaba manipulación, pero te eximo de eso, pues eras inocente. Increíblemente, hoy en día no entiendes cómo eras capaz de comerte todos los dulces que tenías en unos pocos minutos, pero era excelente por que no angordabas y te mantenías con energía toda la noche. Te aseguro que llegaste a probarte la ropa de tus padres y te caíste más de una vez corriendo, que aún la oscuridad te asusta aunque sea un poco, que sientes miedo del alcohol y le envidiabas la edad a los más mayores, pues eran más libres que tú... Pero mírate ahora, toda tu vida depende de ti, bienvenido a la independencia, ¡Ya eres como los adultos! ¡Ya eres libre! ¡Hazlo! Nadie te puede decir que no, es tu vida...
... Te aseguro que ahora anhelas tu niñez, lo indiferente y despreocupado que podías vivir. Pero tranquilo, amigo, sólo busca dentro de ti.

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